Durante muchos años subir a los Pirineos en invierno estaba reservado al puñado de privilegiados que se lo podían permitir. Si no nevaba no había temporada, y los palilleros no tenían que compartir pista con los snowboarders, pues apenas existían. Si embargo, las cosas han cambiado. Y mucho. Con el paso de los años el esquí/snow se ha ido democratizando y cada día más personas se enganchan a estos deportes invernales. Ahora llega una segunda revolución: la que abre la montaña y la nieve a todo el mundo, no sólo a los que quieren calzarse unos esquís o una tabla. Así lo ha entendido la Grandvalira, la instalación de nieve más grande de Andorra con más de 200 kilómetros de pistas.
En un reciente viaje al pequeño país de los Pirineos pude comprobar que en esta estación se pueden hacer infinidad de actividades durante la época más fría del año, muchas de ellas ni siquiera sabía que existían. Evidentemente, los fans de Alberto Tomba pueden seguir emulando a su héroe en cualquiera de las 118 pistas que comprenden el dominio, pero el abanico de deportes se ha abierto como un gigantesco melón. Aquí os destaco las actividades de nieve más interesantes que se hacen en Grandvalira:
Además de estas actividades, en Grandvalira también puedes practicar esquí de fondo, esquí nocturno, cursos de orientación de alta montaña, rescate con Arva, raquetas de nieve…vaya, un sinfín de actividades para todos los gustos. Si te pasa como a mí, que eres incapaz de elegir una sola, no te apures; puedes comprar un forfait y probar varias durante toda una mañana. Hay tres tipos de forfait, con precios bastante asequibles. El básico, que sale por 30€, te da derecho a una hora de bautismo de esquí de fondo y otra hora de tubbing; una hora de taller de construcción de iglú; practicar tiro con arco y paseo en raquetas.
Servicio a la carta y espacios para niños
Al margen de los kilómetros de pista y las variadas actividades, Grandvalira también destaca por dos otros motivos. Por un lado, porque ofrece un servicio a la carta para aquellos que quieran recibir una atención personalizada. Los que se decanten por el Top class (el nombre ya lo indica todo) gozarán de unos servicios exclusivos, y sus acompañantes (léase abuelo o suegra de turno) podrán descansar en unas confortables instalaciones a pie de pista. Por otro lado, si la estación andorrana se ha diferenciado de las otras en estos últimos años es por el esfuerzo que ha hecho para ofrecer actividades a los niños de todas las edades, bebés incluidos. Con Imaginarium como compañero de viaje, Grandvalira cuenta con una guardería y un jardín de nieve donde aprenden a esquiar desde bien pequeños. Aquí saben perfectamente que para tener clientes en un futuro hay que ganárselos desde la cuna.
Dónde dormir
Uno de los mejores alojamientos cercanos a Grandvalira es el Hotel Ski Plaza, en el tranquilo pueblo de Canilló. De hecho, está tan cerca que podrás salir con las botas puestas y coger un telesilla situado a menos de 50 metros. Este establecimiento de 5 estrellas forma parte del grupo hotelero Plaza Andorra, y es muy recomendable para las familias que viajen con niños. Además de disponer de piscina cubierta, sala de juegos y mini golf, algunas habitaciones están 100% ambientadas en cuentos infantiles. Los adultos se pueden relajar en la sauna y el jacuzzi, y aquellos que quieran hacer más ejercicio tienen a su disposición un pequeño gimnasio. Para los que prefieran patinar, al otro lado de la calle se encuentra el palacio de hielo de Andorra, donde además de patinar podrás conducir un kart sobre hielo.
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Se dice que una imagen vale más de mil palabras y si pudiese resumir en una sola fotografía la imagen que me he llevado de Antequera sería la del panorama de casas blancas y tejados rojos teñidas de lila por la luz del atardecer y la torre de la Iglesia de San Sebastián iluminada.
Y es que son muchas las razones por las que Antequera evoca la palabra romance.
Uno de los elementos naturales que domina su topografía es la Peña de los Enamorados, un peñón calizo con una forma muy peculiar: el de un rostro humano mirando hacia el cielo. Cuenta una leyenda que en épocas de la Reconquista, cuando la zona era territorio fronterizo entre cristianos e islámicos, surgió el amor entre Tello (un caballero cristiano preso) y Tazgona (una princesa árabe).
Conscientes de estar ante una historia de amor imposible, huyen mientras las tropas del rey árabe intentan capturarlos. Al verse acorralados, deciden subir hasta la cima del peñón y lanzarse al vacío, prefiriendo la muerte a estar separados.
Tras escuchar esta hermosa leyenda, nos dispusimos a recorrer Antequera, gracias a la invitación del Patronato de Turismo de Costa del Sol que nos invitó a conocer esta región, considerada el corazón geográfico de Andalucía. Para verificarlo, buscad un mapa y trazad una línea imaginaria entre las ciudades de Córdoba y Málaga y luego unid los puntos entre Sevilla y Granada, veréis que se forma una X en cuya intersección surge Antequera, una de las principales ciudades del reino durante el Siglo de Oro español.
Descubierta por romanos, Antequera fue fundada originalmente como ‘Antikaria’, ya que en su momento pudieron constatar los vestigios prehistóricos dejados por sus primeros habitantes. Este interesante legado lo podeis visitar en el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, ubicado al este de la Peña de los Enamorados, uno de los paisajes megalíticos mejor conservados y más impresionantes de Europa.
Los dólmenes fueron el primer ejemplo de arquitectura monumental de la prehistoria y se estima que este conjunto de construcciones se llevaron a cabo hace 6.500 años. En la actualidad se pueden visitar tres: el dolmen de Viera, de Menga y El Romeral.
Se cree que su uso estaba destinado a ceremonias funerarias como queda evidenciado en las cámaras mortuorias, pero también eran sitio para rituales relacionados con la fertilidad de la naturaleza. Llama la atención la orientación del dolmen de Menga, alineado por completo con la figura de la Peña de los Enamorados, pero sinceramente lo que es indescifrable es cómo conseguían mover y colocar rocas de tal magnitud y peso. Además de recorrer su interior, podrás descubrir más secretos en el Centro de Recepción de visitantes.
En futuras entradas seguiremos explorando este y otros rincones de la provincia de Málaga, pero de momento os dejamos con otra romántica imagen de Antequera al atardecer.
A veces buscas dónde has dejado las gafas y resulta que las llevas puestas. En otras, no encuentras el reloj que ya luces en la muñeca. Y muy a menudo te pasan por alto preciosos lugares que están a escasos kilómetros de tu casa, hasta que alguien te lleva y sabes que volverás. Eso mismo me pasó hace algunas semanas cuando junto con otros bloggers de viajes participamos en el #blogtripAMB, una salida que nos llevó a conocer tres espléndidos parques del Baix Llobregat (Barcelona) que ignoran la mayoría de barceloneses (entre los que me incluía).
Empezaremos el recorrido por este parque de casi cuatro hectáreas ubicado en la población de Esplugues de Llobregat, al límite con Hospitalet. Hasta Can Vidalet se acercan hoy numerosas personas a correr o leer, pero también a jugar al ping-pong, echar unas canastas de básquet o probar los juegos infantiles. Además de unas completísimas instalaciones (aparcamiento para bicis, bar, WC…), Can Vidalet hace las delicias de los amantes de la botánica, pues tiene 38 diferentes tipos de árboles y 34 especies de arbustos y plantas. Merece la pena que rebobinemos un poco para descubrir el curioso origen de este parque. Durante la segunda mitad del siglo XIX y principio del XX, esta zona hoy urbanizada eran cultivos de secano y la elegían muchas familias burguesas de Barcelona para construir sus residencias de verano. Los Vidal, Jover i Juncadella levantaron lujosas mansiones envueltas de frondosos jardines, como Can Vidalet. A pesar de que no se tienen datos exactos de la construcción del parque, algunos documentos apuntan a que fueron obra del paisajista J.C.N. Forestier i el arquitecto Nicolau M. Rubió i Tudurí, profesionales ‘top’ en aquellos años. Fueran quienes fueran, hicieron un gran trabajo del que hoy podemos disfrutar, especialmente los fines de semana. Sintetizando, en Can Vidalet destacan:
Horario: de noviembre a marzo de 8 a 19 horas. Abril, mayo y octubre de 8 a 20 horas. Septiembre de 8 a 21 horas, y julio y agosto de 8 a 22 horas. Cómo llegar: parada de Tram Ca n’Oliveres (T1, T2, T3).
No intentes buscar la torre blanca que da nombre a este parque, pues ya no existe. Pero no te desilusiones, este espacio verde que hace de frontera de Sant Feliu de Llobregat, Sant Joan Despí y Sant Just Desvern merece una visita sí o sí. Tal y como sucede con Can Vidalet, Torreblanca era una finca propiedad de una familia acaudalda de Barcelona, los Dusai, que llegaron a ser Marqueses de Monistrol d’Anoia. Durante la Guerra Civil también fue municipalizada y ocupada por refugiados primero y guardas de asalto después. En 1982 la Corporación Metropolitana de Barcelona compró las casi 10 hectáreas de terreno a los Marqueses de Monistrol y un año más tarde abrieron el parque al público. Este magnífico jardín romántico imita la naturaleza a pequeña escala. En él podremos encontrar grutas, cuevas, lagos, saltos de agua y 51 tipos de árbol y 44 especies de plantas, muchas de ellas exuberantes. Cuesta destacar solo un par de atractivos del parque, pero puestos a elegir no te pierdas:
Además de estas atracciones, en Torreblanca encontrarás todos los domingos de 10 a 14 horas un mercado de pagès en el que venden frutas y hortalizas procedentes del Parque Agrario del Llobregat. Producto 100% kilómetro 0. Horario: de noviembre a marzo de 10 a 17:45h. Abril, mayo, septiembre y octubre de 10 a 19:45h. Junio, julio y agosto de 10 a 21:45h. Lunes no festivos cerrado. Cómo llegar: parada de Tram Torreblanca (T3).
El tercer parque en cuestión se encuentra en Cornellà de Llobregat, pegado a la Ronda de Dalt. Este pulmón verde de casi 11 hectáreas era también una zona agrícola de la que se tiene constancia desde la edad media. Sin embargo, no es hasta 1746 que la propiedad pasa a manos de los Mercader, otra familia burguesa de Barcelona que se levanta aquí su ‘casa de veraneo’. La principal avenida que cruza el parque está flanqueada por plataneros, entre los que destacan palmeras centenarias de Canarias y palmeras washingtonias. De la misma manera que los dos anteriores parques, en Can Mercader hay zona de juegos infantiles, jardines con glorietas y miradores, y un lago. Pero lo que seguramente te llamará más la atención son:
Horarios: la visita al Palau Can Mercader es los domingos y festivos de 10 a 14 horas y visitas concertadas de lunes a viernes de 9 a 13 horas. El trenecito está operativo los domingos y festivos de 11 a 13:30 horas. Cómo llegar: parada de Tram Ignasi Iglesias (T1, T2) o parada de metro Gavarra (L5). Te preguntarás qué hace aquí una foto de unas bicis. Pues te explico. La salida en la que visitamos los tres parques estuvo organizada por Descobrir Catalunya, una revista de viajes que tiene portal web (en catalán) imprescindible para aquellos que quieran conocer las rutas, tradiciones y rincones más auténticos de Cataluña; y tuvimos la ocasión de desplazarnos de un parque a otro en unas cómodas bicis eléctricas, gentileza de Vaic. No obstante, y debido a la extensión y oferta de cada parque, os recomiendo que visitéis un solo parque por día.
No hay manera de comprender la magnitud y la emoción que puede generar una obra de Broadway hasta que no se ve en persona. En varias oportunidades tuve la fortuna de asistir como espectador a algunas producciones musicales en Nueva York, y puedo decir sin ningún tipo de duda que jamás he vuelto a ver nada que lo supere.
Hacer una visita al Circuito de Broadway en Nueva York es tan imprescindible como subir al Empire State, visitar Central Park o entrar al “Met”, pero ¿qué obras están de moda y cuál es la mejor forma de conseguir tickets? Antes de ello, es importante conocer un poco la historia de Broadway.
Junto al West End londinense, Broadway es el circuito teatral más grande del mundo, pero todo comenzó con una calle.
Broadway nace en la parte más sur de Manhattan (desde Battery Park) y atraviesa toda la ciudad en dirección norte paralela al trazado urbano, tocando algunos de los puntos más representativos de la ciudad como el City Hall y Union Square, donde abandona su trazado y se convierte en una especie de diagonal achicando manzanas a su paso.
En Madison Square Park hace conjunción con la 5ta avenida, y al cruzarse con la 7ma avenida se llega al corazón geográfico de Manhattan: Times Square, también el centro neurálgico del Distrito Teatral.
Hacia 1870 el corazón de la vida teatral era justamente Union Square, considerada en ese momento como parte de la periferia. No fue hasta 1900 que se comenzaron a establecer en Times Square y la vida teatral se fue consolidando a la par de las construcciones a su alrededor.
Un total de 40 teatros componen el llamado Circuito de Broadway, aunque curiosamente sólo 4 de ellos están físicamente en la propia calle: el Broadway (Nº 1681), el Marquis (Nº1535), el Palace (Nº 1564) y el Winter Garden (Nº 1634). El resto se encuentran entre la 8va y 6ta avenida y las calles 41 y 52, el área oficial del circuito teatral.
El tiempo que llevan en cartelera algunas obras musicales en Broadway es sencillamente apabullante. La más longeva (y mi favorita sin duda) es el Fantasma de la Ópera de Andrew Lloyd Webber, que el próximo 28 de enero cumplira 27 años de representación ininterrumpida en el Teatro Majestic. Otros musicales que han estado muchos años en cartelera son Cats (18 años), A Chorus Line (15 años), Los Miserables (18 años, entre 1987 y 2003 y entre 2006 y 2008), Chicago (20 años, entre 1975 y 1977 y desde 1996), Mamma Mia (11 años) y El Rey León (15 años).
En la actualidad muchas de ellas se siguen representando y son de las más demandadas, aunque también destacan de esta temporada: Stomp, Mary Poppins, A Little Night Music, Billy Elliot y Wicked.
Si buscas una obra en especial y en una fecha específica la mejor opción es comprarla por internet, lo que conlleva un ahorro considerable y la opción de escoger el asiento, aunque debido a la demanda, muchas obras puede que se encuentren agotadas de aquí a meses.
Si tienes una preferencia especial por alguna obra pero no quieres perderte la experiencia de ir a Broadway, la boletería de TKTS (en la calle 47 entre Broadway y 7ma avenida) vende las entradas disponibles para el mismo día con el 50% de descuento.
La última opción es dirigirse directamente a la taquilla del teatro de vuestra obra favorita y solicitar “rush tickets”, que son las entradas sobrantes para ese mismo día. Del mismo modo, muchos teatros de Broadway venden billetes “Standing Room Only” (SRO), que por un precio muy económico venden tickets para ver la obra de pie.
Siempre he sido partidario de buscar alojamiento en sitios céntricos, de esa manera se ahorra tanto en tiempo como en transporte. Por fortuna, la oferta hotelera en Manhattan es tan variada y colorida como la cartelera de musicales y obras de teatro, por eso no tendrás problema en ver más alternativas para dormir en Broadway.
Los que conocen de la existencia de Gredos saben que es una sierra cercana a Madrid en la que abundan las rutas de senderismo y donde se puede practicar escalada. Muchos otros, sin embargo, ignoran siquiera que Gredos es una cadena montañosa catalogada como Parque Regional. Recientemente fuimos invitados por Turismo de Ávila a pasar unos días por estos parajes en un blogtrip organizado por Escapada Rural (podéis seguir el hilo en Twitter con el hashtag #GredosRuralTrip). En algo más de 48 horas nos dimos cuenta que Gredos es mucho más que rocas, bosques y nieve; la vaga idea que llevábamos al subir a la furgoneta que en menos de dos horas no llevó de Atocha al Parador de Gredos. En dos días llenos de actividades consiguieron que nos picara el gusanillo y, como diría Adolfo Suárez, puedo prometer y prometo que volveremos.
Parece contradictorio empezar el post hablando de un edificio y no de la naturaleza, el principal atractivo de Gredos, pero la verdad es que éste no es un edificio cualquiera. El Parador de Gredos es un majestuoso palacio de piedra que tiene el honor de ser el primero de la red de Paradores de Turismo. Fue impulsado e inaugurado por Alfonso XIII, amante de la caza, en 1928, y desde entonces en sus cálidas habitaciones se han hospedado personajes ilustres, tanto nacionales como extranjeros. Sus amplios salones, llenos de cuadros y cornamentas, son un perfecto lugar donde descansar después de una salida por la montaña. Entre todos los espacios destaca una pequeña habitación que está muy cerca de la recepción: la sala donde se gestó la Constitución Española de 1978. El salón del ‘Silencio’ (así es como la apodaron) es una modesta sala con chimenea y amplios ventanales en la que se encerraron los siete padres de la Carta Magna hasta que llegaron a un consenso que hoy parece empezar a resquebrajarse. Hoy, una placa colgada en una de sus paredes recuerda ese gran hito. Te hospedes o no en el Parador, lo cierto es que si estás por esta zona merece la pena parar a comer, tomar un café o simplemente descansar en sus fabulosas butacas. Para los que anden más cortos de presupuesto, a escasos kilómetros se encuentra un cámping.
Una de las actividades que más te acerca a la naturaleza es la de dar un paseo a caballo. Muy a menudo se usa este animal para hacer terapia con personas que tienen alguna discapacidad o están en proceso de recuperación; y no me extraña. En pocos minutos, el vínculo que se crea entre el jinete y el caballo (que dicho sea de paso no hace todo el caso que nos gustaría) es muy bonito. Pasear entre bosques, trotar por llanuras verdes o cruzar despacio ríos como el Tormes es una sensación única. Nosotros tuvimos la suerte de contar como anfitrión con Rafael González, una enamorado de los caballos y de Gredos. Lo más habitual es hacer una excursión de un par de horas, pero según nos contó Rafael (quien asegura ostentar la primera licencia de España), en Gredos a Caballo organizan también salidas de un día o varios días.
Cuando cae la noche en Gredos las temperaturas bajen en picado, sea invierno o sea verano. Es momento de recogerse en el hotel o la casa rural y disfrutar del calor de la chimenea. Sin embargo, sería una pena encerrarse en una casa y perderse uno de los cielos más estrellados de España. Gracias a su ubicación y a la falta de contaminación industrial y lumínica, Gredos Norte cuenta con una certificación cielo oscuro Starlight, conseguida en 2013. ¿Qué significa esto? Pues que su cielo posee excelentes cualidades para la observación astronómica y la astrofotografía durante al menos 250 días al año. Para que los profanos en la materia nos entendamos, en Gredos se ve igual de bien el cielo que en Las Canarias, y en todo el mundo solo hay 25 certificaciones Cielo Oscuro. El turismo astronómico está indicado para toda la familia y no solo para los aficionados a la astronomía, pues los encargados de explicar a qué corresponde cada luz del firmamento se adecuan a todos los niveles. Si te apetece conocer nuestro cielo más allá de la Luna o Júpiter, contacta con Asenorg, quienes se encargarán de informarte de dónde puedes realizar las observaciones.
Una de mis actividades favoritas cuando llega el otoño es salir al bosque a buscar setas, afición que se está poniendo de moda en muchas partes de España. Sin embargo, mis conocimientos de micología todavía son muy justos, y casi siempre acabo preguntando a los expertos que me acompañan (generalmente familiares) si se pueden coger o no las apetecibles setas que me encuentro; pues, si te equivocas de seta, en el mejor de los casos puedes acabar en el hospital y en el peor en el cementerio. Como siempre he querido aprender más sobre la gran variedad de hongos que hay en nuestro país, me encantó la salida que hicimos con un maestro en la materia: Juan Francisco, un biólogo que actualmente se dedica a ofrecer rutas de diferente tipo por Gredos a través de su empresa Gredos Guides. Con Juan Francisco apenas nos adentramos en el bosque encontramos decenas de setas de todo tipo. Según nos explicó, en la zona de Gredos existen unas 350 especies, de las cuales 10 son deliciosas y 10 tóxicas. Conviene ir con alguien como él no solo para evitar correr el riesgo de envenenamiento sino también porque el mundo de olores y colores se hace enorme cuando te acompaña una personas que conoce el bosque como la palma de su mano.
Nunca he sido muy aficionado a fotografiar pájaros. Más que nada, porque me cuesta distinguir las diferentes clases y porque me falta un equipo de fotografía potente con el que inmortalizarlos. Pero a raíz de visitar Gredos me ha entrado el gusanillo. ¿Dónde comenzó todo? Pues en el Hostal Almanzor, un agradable establecimiento ubicado en Navarredonda de Gredos. Sus habitaciones de madera son acogedoras y en su salón-comedor se pueden degustar buenos platos locales al calor de la chimenea. No obstante, si hay algo por lo que destaca este establecimiento es por tener un refugio de observación (hide) desde el que sacar fotos a los pájaros que se acercan al jardín trasero. El dueño es un gran aficionado a la ornitología y casi por casualidad descubrió que adecuando un porche del edificio podía inmortalizar a los pájaros desde el anonimato. Ahora se ha convertido un alojamiento muy conocido entre los turistas ornitológicos españoles y europeos. Si te animas a visitarlo, ten preparado tu teleobjetivo y viste con ropas oscuras. Te aseguro que con algo de tiempo y paciencia podrás sacar fotos mucho más bonitas que la que ves aquí.
Si te han entrado ganas de pasar un fin de semana en Gredos Norte pero no sabes ni por donde empezar, te recomendamos que contactes con ASENORG. Una vez allí, no dudes en visitar La Casa del Parque, la oficina de información de la zona norte donde te explicarán todo lo que necesitas saber antes de emprender cualquier aventura.
En las próximas semanas os explicaremos qué actividades de interior se pueden hacer en un destino natural como Gredos. Y es que, como dicen de las meigas, haberlas haylas.
Narbonne fue la primera ciudad romana de Francia, pero hoy en día también se jacta de ser la primera ciudad francesa en tener un restaurante que combina el concepto de «buffet libre», pero con lo mejor de la gastronomía francesa. El resultado es Les Grands Buffets, un lugar accesible para cualquier bolsillo y donde toda la familia tienen cabida para disfrutar del mejor festival gastronómico francés. Una recomendación: llegar con mucha hambre y prácticar el Slow food. ¡No te arrepentirás!
El desierto de Wadi Rum en Jordania es definitivamente uno de los lugares del planeta que más me ha dejado sin palabras. En su recorrido encuentras a su paso una estación de tren abandonada, una vía muy estrecha que en su momento el Imperio Otomano desplazaba materiales y tropas a su paso por este desierto. Destruida a inicios del siglo XX por Lawrence of Arabia como parte de su estrategia para hacerse con buena parte del mundo árabe, dominado en ese entonces por los turcos.
Descubrí en mi reciente viaje a Israel que nadar entre peces es una de las actividades de ocio con las que puedes desconectar enteramente del mundo. Y definitivamente en Eilat, a orillas del Mar Rojo, vivir la experiencia es realmente inolvidable.
No hace falta ser un buceador profesional ni nada por el estilo. En mi caso sólo hizo falta unas buenas gafas para nadar y sumergirme debajo del agua para descubrir un festival de colores acuáticos entre las formaciones coralinas y cientos de peces que no se siente amenazados por tu presencia. Todo lo contrario, parecen sonreír y más bien burlarse de tu cara cuando quedas cautivado contemplando su belleza cromática.
Una experiencia inolvidable con la que iniciaré una serie de microposts donde describiré mis mejores recuerdos de mi último viaje por Israel y Jordania.
Más información:
Oficina de Turismo de Israel
Ciertos eventos pueden ser determinantes y ayudar a situar en el mapa turístico a las ciudades que los acogen. En este sentido, la Eurocopa 2012 que fue organizada por Polonia de manera conjunta con Ucrania, sentó las bases para una mayor apertura del turismo y una mejora en su reputación como destino de interés. En una primera entrega exploramos algunos de los monumentos más importantes de Varsovia, y en esta ocasión le dedicamos un merecido espacio a otros que completan la interesante oferta turística de esta cambiante ciudad.
Inaugurado en 2014, el Museo de los Judíos Polacos de Varsovia, hace un merecido tributo a los fallecidos por el Holocausto, pero que al mismo tiempo hace un repaso por los 1.000 años de historia del pueblo judío en Polonia. El moderno edificio, que hace una alegoría a la partición de las aguas del Mar Rojo, acoge todo tipo de eventos culturales, exposiciones y conciertos. Entre los muchos guetos que el régimen nazi estableció dentro de sus políticas del terror en la Segunda Guerra Mundial, el mayor fue el de Varsovia. Comenzando con una población de 400.000 personas (un 30% de su población del momento), hasta verse reducida a unas 50.000, el gueto de Varsovia representa una de las heridas más profundas de esta ciudad y al mismo tiempo uno de sus momentos más heroicos, siendo escenario de uno de las primeros alzamientos en contra del nazismo.
Este alzamiento tiene un nombre propio y se denominó como la Insurrección de Varsovia, un suceso en el que miles de polacos se organizaron como el Ejército del Gobierno Polaco Clandestino y por 63 días se rebelaron ante las fuerzas alemanas con el objetivo de liberar a Varsovia. A pesar de contar con poco armamento y tecnología y ser menores en número, el Ejército logró asegurarse con bastiones fundamentales dentro de Varsovia, sin embargo no pudieron lograr la victoria definitiva. El Museo de la Insurrección es otro de los tributos a este suceso que marcó el curso de la historia de Varsovia. En su interior se exhiben más de 800 objetos, 1.500 fotografías e incluso se reproduce las condiciones de vida de los insurgentes. En 2014, 70 años después del levantamiento, el museo cumple 10 años de existencia, consolidándose como una visita imprescindible en Varsovia.
Probablemente sea el edificio más conocido de Varsovia, y es que el Palacio de la Cultura y la Ciencia no pasa desapercibido. Con 237 metros de altura, es el rascacielos más alto de Polonia y fue inaugurado en 1955, como un regalo de Stalin a Varsovia. A pesar del inicial rechazo de sus habitantes, el tiempo ha conseguido suavizar el matiz negativo que generaba y hoy en día es considerado el símbolo de Varsovia y alberga oficinas, espacios de exposiciones y auditorios. Sube a su plataforma de observación para las mejores vistas de la ciudad.
Esta céntrica plaza se encuentra en el camino de la “Ruta Real”, antiguamente el recorrido que efectuaban los Reyes de Polonia para ir del Castillo Real en la Ciudad Vieja hasta sus palacios veraniegos. Forma una isla donde se encuentra la vistosa Iglesia de San Alejandro que está coronada con tres cruces. Este cruce es un importante punto de comunicación en Varsovia y en sus alrededores hay numerosos cafés y restaurantes.
Un aspecto que llama la atención en Varsovia es la importancia que tienen los centros comerciales, sitios muy populares y muy frecuentados tanto para compras como para espacio social. Uno de los más conocidos es Zlote Tarasy (Terrazas Doradas), inaugurado en 2007, se podría considerar como uno de los edificios más relevantes de la ciudad y un símbolo del cambio al capitalismo que el país atravesó después de 1989, cuando abandonó el socialismo.
Para volar a Varsovia, visita la página web de WizzAir, la low-cost más grande de Europa Central y del Estel, con vuelos a Varsovia cada martes, jueves y sábados desde Barcelona, así como la Oficina Nacional de Turismo de Polonia, con mucha más información para planificar tu viaje a Polonia. Texto y fotos por: Ricardo Ramírez Gisbert
Con la llegada del siglo XX, se comenzó a popularizar la práctica del esquí sobre nieve, un deporte que se originó gracias a la necesidad de transportarse con más facilidad en latitudes donde la nieve podía acumularse y permanecer sin derretirse durante muchos meses al año. Tras la llegada del primer tren a La Molina en 1922, la joven estación del Pirineo Catalán comenzó a recibir concurridas visitas de entusiastas de este deporte, cimentando una tradición que la ha llevado a convertirse en la estación de esquí más veterana de Catalunya, gestionada desde 1985 por los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC).
Si bien La Molina disfruta de sus meses más intensos durante el invierno, la estación ofrece en verano una gran variedad de actividades pensadas para toda la familia, una buena opción para disfrutar al aire libre en un entorno espectacular y el buen tiempo del verano sin el calor asfixiante de Barcelona.
Para ubicarnos en el epicentro de la estación, tenemos que aproximarnos a la Telecabina, el corazón de las actividades y el punto de referencia en La Molina. Subir a bordo del Telecabina es una de las experiencias más gratificantes, ya que supera un desnivel de 700 metros (a una cota de 2.340 mts) en cómodas cabinas panorámicas, que permiten una vista increíble de todo el complejo. Se permite la subida con mochilas portabebé e incluso con bicicletas, si se desea hacer el descenso en dos ruedas.
En la zona más alta de la estación, se halla el Niu de l’Àliga (Nido del Aguila), ubicado a 2.537 mts, ofreciendo vistas extraordinarias de las comarcas de la Cerdanya, el Berguedà y el Ripollès. Para llegar es necesario hacer una ascensión a pie que dura aproximadamente media hora, por eso recomiendo llevar buen calzado y una chaqueta antiviento. En su refugio hay servicio de bar, restaurante y catas de vinos.
De vuelta a la estación, encontrarás una de las actividades más desafiantes y con más adrenalina: el Parque de aventura en los árboles, un circuito de aventuras en la cima de los árboles con todo tipo de puentes y tirolinas en circuitos de distintas dificultades. Es apto para todos los públicos donde únicamente se exige una edad mínima de 4 años.
Justo al lado del Telecabina encontrarás una piscina climatizada junto al Restaurante El Bosc, para poder disfrutar de un baño de sol. Un sendero a mano izquierda te guiará hasta el lago de La Molina, donde es posible alquilar barcas a pedales o remos y poder recorrer tranquilamente el lago.
La oferta de actividades para niños y adultos incluye también el Bikepark, el Chiqui Bikepark Bosquet, alquiler de bicicletas para recorrer 27 kilómetros de circuitos cross-country, el tubbing, paseo en ponys, tiro con arco, Segway de montaña, Quads y salidas de Nordic Walking, entre otras. Como puedes ver, hay para todos los gustos.
Para llegar a La Molina se puede hacer por carretera o tren de cercanías. Si viajas sin coche (como fue mi caso) la mejor opción de alojamiento en La Molina es el Guitart La Molina Aparthotel & Spa, ya que se encuentra a poca distancia caminando hasta la Telecabina y el resto de las actividades. Construido en 2006, este aparthotel de 4 estrellas es ideal para viajar a La Molina en familia, ofreciendo apartamentos equipados que pueden alojar desde dos hasta ocho personas con total comodidad.
Entre los distintivos del aparthotel, encontrarás una piscina climatizada cubierta, dos jacuzzis, baño turco y un gimnasio bien equipado. En el mismo recinto, el Mini Club infantil puede entretener a tus hijos mientras te relajas en el spa.
En la parte externa del mismo resort, encontrarás cafeterías, restaurantes y un bar musical, además de supermercado, tiendas y el Bowling de La Molina. Es decir, tendrás lo mejor de La Molina a pocos pasos.
Las comparaciones son odiosas, pero en el mundo de los viajes comparar un sitio que comparte características con otro, más que menospreciar sus cualidades sirve para realzar sus propios valores y crear una idea previa de como puede ser. En el caso de la Costa de Estoril, es inevitable equipararla con Biarritz, ya que al fin y al cabo, ambas viven de cara al mar, comparten un pasado como sitio de residencia para familias reales europeas y tienen un legendario casino. Hoy hacemos un recorrido por la costa de Estoril, la Biarritz portuguesa.
La región de Estoril (que apenas abarca unos nueve kilómetros cuadrados), está ubicada a tan solo 18 kilómetros al suroeste de Lisboa , y su costa abarca concretamente desde Carcavelos, hacia al oeste de Lisboa, hasta Guincho, en el distrito de Cascais. En tan poco espacio concentra una enorme cantidad infraestructuras turísticas, playas de excelente calidad (algunas consideradas entre las mejores de Portugal, como la Playa de Guincho), un patrimonio arquitectónico con grandes historias a cuestas y mucho glamour.
Esta combinación de factores, unido a su clima excepcional y la neutralidad portuguesa en tiempos convulsos, rápidamente convirtió al antiguo pueblo de pescadores en un prestigioso centro turístico, un imán para la aristocracia europea, en una época donde los balnearios eran muy apreciados por las ventajas terapéuticas de los baños de mar, muy en boga desde finales del siglo 19.
No hay duda que los festivales de cine y las ciudades costeras forman un matrimonio exitoso. Quizás aún no sea tan relevante como Cannes o San Sebastián, pero el Festival de Cine de Lisboa y Estoril (LEFFEST), ha contribuido a engrandecer el glamour en este rincón de la Riviera portuguesa. Nombres como Coppola, David Lynch, Bertolucci, Almodóvar, John Malkovich, Catherine Deneuve, Juliette Binoche y Willem Dafoe, entre muchos otros, han asistido a este certamen que este año arriba a su octava edición, a celebrarse del 7 al 16 de noviembre de este año.
Hablando de cine, una de las franquicias cinematográficas más exitosas y longevas de la historia, se gestó en Estoril. Durante la Segunda Guerra Mundial, el Palacio Estoril Hotel, su English Bar y el Casino de Estoril, eran frecuentados por espías ingleses y alemanes, sitio en el que un inquieto periodista, empleado por el Servicio de Inteligencia Naval británico, llegó a conocer como parte de una misión secreta que no se llevó a cabo. Su nombre era Ian Fleming, y este escenario fue su inspiración para escribir “Casino Royale”, la primera novela del mítico agente 007, James Bond. Este sofisticado hotel de lujo, posteriormente fue el escenario de filmación perfecto para el rodaje de la cinta de James Bond “Al servicio secreto de su Majestad”.
Desde sus inicios, y previo a su etapa como “nido de espías”, el afamado hotel fue refugio de aristócratas de toda Europa, incluyendo la Familia Real Española, otra de las razones por la que el eje Estoril-Sintra-Cascais se asocia como destino de estrellas de cine y millonarios del jet set.
Fundado en 1931, el Casino de Estoril, al no exigir etiqueta, ha perdido parte de su encanto y glamour, sin embargo está considerado como el casino más grande de Europa. Aparte de todos los juegos de azar que ofrece, hay espectáculos musicales, conciertos, bares y restaurantes. La pastelería Garret, exquisitamente decorada como un salón de té al mejor estilo inglés, era otro de los sitios frecuentados por Juan Carlos y la gente más chic de Estoril. Actualmente es un sitio legendario en la localidad.
El Paseo Marítimo es otro de sus grandes reclamos. Con poco más de tres kilómetros de longitud, se une con el paseo marítimo de Cascais y a su paso podemos encontrar suficientes restaurantes y todo tipo de chiringuitos, la famosa Playa de Tamariz, así como antiguas casas y palacetes.
Para llegar desde Lisboa únicamente hay que subir a bordo de un tren en Cais de Sodré y en media hora podéis estar plantados en Estoril.
Fotografías: Página de Facebook de Turismo de Costa de Estoril en España.
Alquilar una bicicleta eléctrica para ir de un punto A a un punto B puede parecer un plan de ocio un tanto aburrido. Sin embargo, esto fue lo que hicimos hace un par de semanas en la Costa Brava, y puedo decir que es de las mejores experiencias que he tenido en mucho tiempo.
Por una de esas casualidades, me enteré de que existía un proyecto que se llama Burricleta (burro+bicicleta), y al entrar en su página web aluciné. ¿Cómo puede ser que una idea tan sencilla (alquilar bicicletas eléctricas por horas o días en parajes naturales) pueda ser una idea tan buena? A veces nos complicamos mucho viajando a las antípodas y probando deportes y experiencias extremas, pero el placer se esconde, muy a menudo, en pequeñas actividades como esta. Doy fe.
La red de burricletas se expande por buena parte de Catalunya, aunque tiene también un par de sedes en Navarra, una en Madrid y otra en la Comunitat Valenciana. El servicio que ofrece, como ya he adelantado antes, es básicamente el alquiler de bicis eléctricas equipadas con alforjas y GPS. Además, si lo deseamos podemos disponer también de un kit de pícnic, una hamaca o una sillita para los más pequeños. Las rutas que proponen tiene una duración de entre dos y diez horas, y en la página web se especifica muy claramente el nivel de dificultad, el recorrido a realizar así como el paisaje que se verá. El espíritu de Burricleta es disfrutar de la naturaleza de una manera conciliadora y respetuosa, valorando el patrimonio natural e histórico de un país mucho más rico de lo que podamos pensar, y por ello rehuye de recorridos con mucho asfalto o densificación humana.
Nosotros (tal vez por ser verano y por tener muchas ganas de bañarnos en las pequeñas calas de la Costa Brava) nos decantamos por la ruta Roses-Cadaqués –24 km, nivel de dificultad alta–. Antes de subirme a la burricleta tenía mis dudas, pues nunca había ido en una bici eléctrica, pero después de unas pocas indicaciones y un par de kilómetros rodando te das cuenta de que es muy sencillo. Las bicis son estilo mountain bike, robustas, con la diferencia que llevan un pequeño motor –de sonido imperceptible– y una batería. El GPS está adosado manillar y nos indica en todo momento el camino a tomar. También en el manillar hay una pequeña pantalla en la que se muestra el estado de la batería (tranquilos, es imposible agotarla) y la marcha que llevamos; y en el caso de esta ruta, también había instalado un pequeño altavoz que nos iba dando información puntal sobre la zona a medida que avanzamos. Podemos hacer la ruta sin ninguna ayuda eléctrica, pero es cierto que en los repechos o en algunos llanos prolongados se agradece que te den un repunte de velocidad.
La ruta Roses-Cadaqués
El punto Burricleta en Roses está muy bien situado, y cerca del local hay cajeros, supermercados y bares donde desayunar. Aquellos que lo deseen pueden para a medio camino y degustar una paella en alguna cala, pero los que quieran ahorrar pueden llevar bocadillos, fruta y bebida en las alforjas. Una vez equipados pusimos rumbo a Cadaqués. Los primeros kilómetros se hacen por el paseo marítimo de esta turística localidad, hasta que se deja atrás y te adentras en caminos más rurales. Poco a poco, las casas van desapareciendo y ante ti se presenta el agreste paisaje del Cap de Creus, algunos búnkers militares de herencia franquista (Línea P. o Gutiérrez) y la inmensidad de un Mediterráneo de un azul intenso. En verano el calor y el sol aprietan, por eso es fundamental llevar mucha agua y crema solar. El recorrido pasa por diferentes calas, entre ellas cala Montjoi, donde se encuentra el ya cerrado restaurante El Bulli, considerado durante cinco años el mejor del mundo. Las bicis llevan candados, así que es muy fácil atarlas en cualquier momento y disfrutar del mar. Como esta zona es bastante virginal debido a su difícil acceso y su protección como parque natural, las calas nunca están atestadas, y el paisaje marino hace las delicias de los amantes del buceo.
Poco antes de llegar a cala Jóncols deberemos tomar un camino de tierra muy empinado; aquí es donde más se agradece que la burricleta sea eléctrica. Después de una ascensión de algo más de media hora se corona una pequeña cima, y tras llanear unos minutos se divisa la preciosa localidad de Cadaqués, que emerge como una perla blanca rodeada de mar. Sólo queda descender sin mucho esfuerzo (aquí el terreno es algo pedregoso) hasta el corazón del pueblo. Allí podemos descansar, bañarnos, o aprovechar que tenemos las bicis para acercarnos a la isla de Portlligat (a la cual nos puede cruzar ‘Juan de la Isla’, un personaje de la zona) o a la Casa Museo Salvador Dalí.
Acabada la experiencia toca volver a Roses. Al no ser una ruta circular (la mayoría sí lo son), tenemos dos opciones: pedir que nos vengan a buscar en un todoterreno o tomar un ferry que hace la ruta Cadaqués-Roses. Después de pasar un día entero en bicicleta eléctrica lo primero que hice al llegar a casa fue volver a la página web para ver qué otras rutas hay disponibles. Así que, cuidado: la Burricleta engancha.
Textos y fotos: Daniel Gutiérrez Abella.
Agradecimientos. Si la experiencia fue redonda no es debido sólo al paisaje; debemos agradecer a Joana i Josep, los propietarios del centro Burricleta-Roses, el cariño y la atención que nos brindaron en todo momento.