Se dice que una imagen vale más de mil palabras y si pudiese resumir en una sola fotografía la imagen que me he llevado de Antequera sería la del panorama de casas blancas y tejados rojos teñidas de lila por la luz del atardecer y la torre de la Iglesia de San Sebastián iluminada.
Y es que son muchas las razones por las que Antequera evoca la palabra romance.
Uno de los elementos naturales que domina su topografía es la Peña de los Enamorados, un peñón calizo con una forma muy peculiar: el de un rostro humano mirando hacia el cielo. Cuenta una leyenda que en épocas de la Reconquista, cuando la zona era territorio fronterizo entre cristianos e islámicos, surgió el amor entre Tello (un caballero cristiano preso) y Tazgona (una princesa árabe).
Conscientes de estar ante una historia de amor imposible, huyen mientras las tropas del rey árabe intentan capturarlos. Al verse acorralados, deciden subir hasta la cima del peñón y lanzarse al vacío, prefiriendo la muerte a estar separados.
Tras escuchar esta hermosa leyenda, nos dispusimos a recorrer Antequera, gracias a la invitación del Patronato de Turismo de Costa del Sol que nos invitó a conocer esta región, considerada el corazón geográfico de Andalucía. Para verificarlo, buscad un mapa y trazad una línea imaginaria entre las ciudades de Córdoba y Málaga y luego unid los puntos entre Sevilla y Granada, veréis que se forma una X en cuya intersección surge Antequera, una de las principales ciudades del reino durante el Siglo de Oro español.
Descubierta por romanos, Antequera fue fundada originalmente como ‘Antikaria’, ya que en su momento pudieron constatar los vestigios prehistóricos dejados por sus primeros habitantes. Este interesante legado lo podeis visitar en el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, ubicado al este de la Peña de los Enamorados, uno de los paisajes megalíticos mejor conservados y más impresionantes de Europa.
Los dólmenes fueron el primer ejemplo de arquitectura monumental de la prehistoria y se estima que este conjunto de construcciones se llevaron a cabo hace 6.500 años. En la actualidad se pueden visitar tres: el dolmen de Viera, de Menga y El Romeral.
Se cree que su uso estaba destinado a ceremonias funerarias como queda evidenciado en las cámaras mortuorias, pero también eran sitio para rituales relacionados con la fertilidad de la naturaleza. Llama la atención la orientación del dolmen de Menga, alineado por completo con la figura de la Peña de los Enamorados, pero sinceramente lo que es indescifrable es cómo conseguían mover y colocar rocas de tal magnitud y peso. Además de recorrer su interior, podrás descubrir más secretos en el Centro de Recepción de visitantes.
En futuras entradas seguiremos explorando este y otros rincones de la provincia de Málaga, pero de momento os dejamos con otra romántica imagen de Antequera al atardecer.
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