Viajar cada día es mas fácil. De pequeño recuerdo la imagen de aeropuertos, aviones, pilotos y azafatas como un lujo al alcance de unos pocos. Por fortuna, los viajes se han democratizado en buena medida y cada día es mas sencillo encontrar oportunidades y ofertas de viajes como por ejemplo las de Groupon. Las limitaciones para no viajar están únicamente en nuestra cabeza. Una buena forma de comenzar es apostar por destinos cercanos y económicos, que a pesar que parezca difícil, aun existen. Una ciudad aun algo inexplorada y que está muy cerca (al menos para los que vivimos en España) es Oporto, la ciudad mas grande de Portugal después de Lisboa.
Oporto es una ciudad que sorprende en muchos sentidos, por un lado es una ciudad que para su modesto tamaño cuenta con infraestructuras muy modernas como el Aeropuerto Internacional, que recibe mas de 16 millones de pasajeros anuales, o el vistoso Metro de Oporto, construido para la Eurocopa 2004 y que cuenta con mas de 70 kilómetros de líneas. Por otro lado es una ciudad celosa de sus tradiciones y motor cultural e industrial de Portugal. Os recomendamos cinco rincones esenciales de Oporto, una ciudad perfecta para practicar una escapada «slow travel», bien sea en avión o en coche, ya que sólo se encuentra a 146 Km de Vigo.
Uno de los sitios mas visitados de la ciudad, fue la Torre mas alta de Portugal hasta el siglo pasado y es de suma importancia en Oporto por su antigua labor de guiar a las embarcaciones que llegaban al puerto. Con una altura de 76 metros, ofrece una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad.
Definitivamente la postal mas conocida de la ciudad, este paseo a lo largo del Río Duero es visita obligatoria. La mejor forma de conocerlo es hacer un paseo en uno de los barcos tradicionales que recorren el Río, para luego degustar la mejor gastronomía Portuguesa a muy buenos precios. Caminar la Ribeira asi como cruzar el Puente Dom Luis II desde su nivel superior es un paseo que no te puedes perder.
Para conocer uno de los patrimonios de esta ciudad, el Vino de Oporto, es recomendable hacer un recorrido guiado a alguna de sus bodegas, donde no sólo aprenderéis sobre como se creó este peculiar vino, sino que también podréis hacer una degustación y llevaros una (o varias) botellas a casa.
Una atracción en toda regla, la Librería Lello es frecuentada diariamente por locales y viajeros que no solamente van en búsqueda de literatura portuguesa e internacional, su edificio está catalogado como una de las librerías mas hermosas del mundo. La suntuosa escalera que preside su interior fue inspiración para una escena de la película de Harry Potter.
Obra del reputado arquitecto holandés Rem Koolhaas, en corto tiempo se ha convertido en un símbolo arquitectónico moderno en la tradicional Oporto. En Casa da Música se alternan presentaciones de música clásica, electrónica y World Music.
Barcelona se puede recorrer de mil maneras. Siempre he dicho que la mejor es caminando para descubrir todas sus calles y recovecos, pero si hay otras formas también divertidas y saludables de hacerlo es a través de una bicicleta. Sin embargo, hace unas semanas recibía una invitación por parte de mi colega Vero para descubrir la sensación de recorrer la ciudad sobre un Lyrics.
¿Y qué es un Lyric? Una especie de motocicleta de tres ruedas completamente ecológico, se encuentran dentro de la clasificación de la última generación de vehículos eléctricos (PTV). No producen emisión de gases, ni contaminación auditiva, permitiendo moverse con rapidez en todo tipo de terreno, a muy bajo coste y de forma super divertida.
Comparto contigo un vídeo de nuestra experiencia haciendo el tour por el Puerto Olímpico y la Barceloneta.
Vitoria-Gasteiz es una de esos lugares a los que llegas y respiras aire puro por los cuatro costados. Tiene ese punto de orden y limpieza muy típico de las ciudades del norte de España, no en vano este año que recién termina ha llevado orgullosamente el título de Capital Verde de Europa que desde 2010 la Comisión Europea viene otorgando a ciudades que se esfuerzan por resolver sus problemas ecológicos y así mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Tan solo Estocolmo en 2010 y Hamburgo en 2011 habían logrado dicho título.
La capital vasca tiene mucho por ofrecer: un casco medieval impresionante, museos de interés para muchos públicos, una vida nocturna que no envidia a otras ciudades grandes europeas y una excelente gastronomía. Pero además de eso, una de las cosas que más me fascinó cuando estuve en Vitoria fue descubrir que la ciudad estaba rodeada de un impresionante circuito de parques o áreas verdes accesibles para toda la población. Se trata del famoso Anillo Verde, una joya para los viajeros que disfrutamos de un paseo en bici o simplemente tener la posibilidad de tener contacto con la naturaleza.
El Anillo Verde está formado por seis parques que a sus vez se encuentran unidos por una red de itinerarios para peatones y ciclistas que además disponen de áreas de descanso:
Parque de Zabalgana
Se trata de un bosque natural de quejigo (un tipo de roble muy común en la región), praderas, lagunas y pequeñas lomas. Anteriormente este parque formaba parte de una explotación abandonada de grava para la construcción, hoy en día es un refugio ecológico para la flora y fauna silvestre.
Armentia
Formado por más de 100 hectáreas rodeadas por senderos, pistas ciclistas y caminos ecuestres apenas a tres kilómetros de la ciudad. Conecta con el Anillo Verde a través de los Montes de Vitoria, un espacio de unas 5 mil hectáreas de superficie que constituye el pulmón natural de la ciudad. Además en este bosque se encuentra la Basílica de Armentia, uno de los templos románicos más emblemáticos de País Vasco y centro espiritual de Álava en la Edad Media.
Olarizu
Es el típico parque urbano que tiene como principal atractivo un mirador desde donde se puede contemplar toda la ciudad y los montes de la comarca. Se encuentra ubicado a dos kilómetros del centro de Vitoria y fue construido a inicios de los años 80. Allí se encuentra la sede de la Casa de la Dehesa (Centro de Estudios Ambientales).
Salburua
Es un impresionante humedal producido por una bolsa de agua subterránea que aún se extiende por todo el suelo municipal. Actualmente el parque incluye 200 hectáreas formado por varias lagunas y un robledal. Fue recuperado tras unos intensos trabajos de regeneración, pues en su momento llegó a convertirse en campos de cultivo. Hoy en día es uno de espacios más importantes de País Vasco para la reproducción de aves acuáticas, además habitan cerca de 200 especies entre ellas el visón europeo (un mamífero en peligro de extinción).
Parque del río Alegría
Está ubicado entre el río Zadorra y Salburua. Se pueden disfrutar de 11 hectáreas de terreno acondicionado para el paseo por la orilla del río y un carril para bicis por el que se puede hacer un impresionante paseo entre sauces y álamos. Esta área fue creada apenas en 2002 que, además de servir como escape verde para los habitantes de Vitoria, también representa un refugio para algunas especies en riesgo de desaparición como el visón europeo.
Parque del río Zadorra
Al norte de la ciudad se puede pasear por los 13 kilómetros de parque fluvial que se han acondicionado a orillas del río Zadorra. Este río es de vital importancia para la ciudad y gracias a la biodiversidad que alberga forma parte de la Red Europea de Espacios Naturales Protegidos (Red Natura 2000). En uno de los tramos acondicionados del parque, el de Atxa-Landaberde, dispones de 2,5 kilómetros de senderos entre sauces, alisos y chopos, y cuentas con varios espacios de acercamiento al río. Entre ellos, una plataforma de madera con bancos para descansar y un mirador situado sobre el cauce del río, frente a Lopidana.
Por Eddy Lara Brito
Pocas veces en la vida se tiene la oportunidad de conocer uno de los sitios mas reconocidos y lejanos de este lado del mundo, pero llamarlo sitio quizás no sea el término mas apropiado, ya que se estima que la Gran Muralla China tiene aproximadamente mas de ocho mil kilómetros de largo. El sólo hecho de imaginar la magnitud de esta construcción quita un poco el aliento y se comprende el por qué fue escogida como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno. Hacer una visita a la Muralla era uno de los puntos obligados dentro del recorrido del Transiberiano, viaje que nos llevó desde San Petersburgo hasta Pekín.
Tantas cosas se han dicho sobre esta obra monumental que sólo conociéndola pudimos sacudirnos una buena cantidad de mitos y leyendas. Por ejemplo, de camino a la Muralla recordaba que desde siempre se afirmaba que la Gran Muralla era la única estructura hecha por el hombre visible desde el espacio. Una de esas creencias absurdas que suelen creerse solo por haberlas escuchado hasta la saciedad, pero que en efecto son imposibles. A pesar de sus miles de kilómetros, su promedio de cinco metros de ancho y unos siete metros de alto, no la hace mas visible que por ejemplo, una autopista cualquiera. Este mito fue desmentido ya por numerosos astronautas que afirmaron que desde el espacio no se puede ver nada construido por el hombre.
La Gran Muralla es accesible desde muchos puntos en China, y desde Pekín hay varios tramos visitables, siendo los más importantes Badaling, Mutianyu, Huanghuacheng y Simatai. Los primeros tres se encuentran a unos 60 kilómetros de Pekín, aunque los más populares son Badaling y Mutianyu por encontrarse en buen estado después de haber sido objeto de restauración. Esta opción estaba descartada desde un principio, ya que no queríamos saber nada de aglomeraciones de turistas y vendedores ambulantes. En búsqueda de un recorrido un poco más aventurero, dimos con un tramo no tan visitado que discurre entre Jinshanling y termina en Simatai, a unos cien kilómetros del centro de Pekín.
El popular Leo Hostel de Pekín ofrece transporte hasta este tramo de la Muralla, que es poco visitado y con menos demanda por tener un recorrido más rudo. Son diez kilómetros por la Muralla desde que comienza hasta el punto pautado de recogida, y hay que tener en cuenta que al comienzo la Muralla está en muy buen estado, mientras va avanzando el deterioro se comienza a hacer más evidente hasta llegar al punto que hay sectores donde hay derrumbes, la vegetación se está devorando la muralla o pedazos del suelo están sueltos.
No es necesario tener un gran estado físico pero es mejor estar un poco entrenado, hay tramos donde la pendiente puede alcanzar los 70º lo que implica que hay que escalar un poco. Un buen consejo es anticiparse llevando calzado cómodo y ropa apropiada para la estación. Otro aspecto a tener en cuenta es que al no haber vendedores es necesario llevar comida y sobretodo agua. Durante el verano las temperaturas sobrepasan los treinta grados, y que a buen paso el recorrido puede durar unas tres horas y media. Pero lo mas importante es tomar un respiro en lo alto de una colina y observar el trazado infinito que ofrece la Muralla.
Intentar comprender la magnitud de esta obra es asombrarse ante la capacidad que tiene el hombre para llevar a cabo cualquier hazaña que se proponga. Es allí cuando comprendí que si bien es una falacia, la Muralla merecería poder ser contemplada desde el espacio.
Abraza al mar, acaricia el sol, consiente a Gaudí o viceversa…Barcelona es justo la medida. En otoño, el sol parece asomarse tímidamente por uno de sus costados, cubriendo de sepias sus modernistas edificios de L`Eixample. En verano se desnuda ante sí misma, dejando atrás cualquier pudor que reprime el calor sofocante y la humedad.
La capital catalana es hoy un lugar fruto del orgullo que sienten sus propios habitantes sobre ella. En cualquier época del año, sus calles siempre están inundadas de turistas ávidos de conocer cada uno de sus rincones, y para suerte de todos siempre logra reinventarse y se hace cómplice para ofrecer algo nuevo.
Lejos del bullicio turístico emerge un lugar cuya ubicación camufla el tesoro que pueda representar. Justo al lado de uno de los centros financiero de Barcelona (La parte alta de la Avenida Diagonal) y el Barrio de Les Corts (famoso porque justo allí se encuentra el Campo del Barça), está la Plaça de la Concòrdia.
Aunque en sus alrededores transcurre buena parte de la vida turística y económica de la ciudad, en esta plaza el tiempo marcha a otro ritmo distinto. La tranquilidad resalta por sus cuatro costados. Por lo que se convierte en el lugar perfecto para gastar una tarde de verano en una de sus terrazas degustando una cerveza o una copa de vino, mientras se contempla que en sus habitantes transcurre un estilo de vida propio más de un pueblo que de una ciudad como Barcelona.
Uno de los lugares emblemáticos de la plaza es el Centro Cívico Can de Deu, creado especialmente para promover el jazz y, por otro lado, impulsar la importancia de un entorno sostenible del medioambiente en la ciudad.
Y si de comer o cenar se trata, el restaurante Fragments Café ofrece uno de los surtidos de tapas más variados de la ciudad, las patatas bravas merecen una atención especial. Otras delicias para descubrir ya sea en su terraza, jardín, la barra o sus comedor interior o exterior, son las gildas, rocas de parmesano con módena, anchoas con cebolla confitada, revuelto de ceps y foie…
En las calles aledañas a la Plaza se encuentra el Infussion Bar, ideal para pasar una tarde mientras se degusta infusiones venidas del Mediterráneo, oriente próximo y el más allá. Su decoración evoca la de un zoco de Marrakech…sitio ideal si se visita la Plaza en pleno invierno.
Los fines de semana también se puede apreciar la vida de los locales, gracias al mercado que también le da vida a este lugar. Pero cualquier local que alberga la plaza tiene un encanto propio: la pastelería, la farmacia, o el Florentine Cup&Cakes, un sitio para degustar pasteles, galletas y cupcakes hechas al momento.
Hoy hace dos semanas murió Óscar Niemeyer, uno de los arquitectos más brillantes y último símbolo del siglo XX, como apuntaba el periodista Luis Alemany. Niemeyer murió a punto de cumplir 105 años, con plenitud de sus facultades mentales y cuando hacía poco que se había estrenado en Facebook. El que fuera ganador del Pritzker en 1987 (el Nobel de la arquitectura) nos deja como legado decenas de obras en varios países (entre ellos España, donde diseñó un centro que lleva su nombre en Avilés), y una ciudad entera: Brasilia, la capital del Brasil. En esta entrada trataremos de explicar qué se puede visitar en esta ciudad, creada de cero en los años sesenta para romper la dicotomía São Paulo-Rio y para dotar a un gran país de una capital de vanguardia.
Brasilia se encuentra en un lugar bastante remoto, en concreto en el estado de Goiás, en la parte oeste del país, desmano de cualquier punto de interés turístico. Sin embargo, es de visita obligada para los amantes de la arquitectura. La lejanía con las otras ciudades brasileñas recomienda llegar a ella con avión, aunque los que lo hagan en bus descubrirán una moderna estación rodoviaria. El padre de la idea fue el presidente de aquella época, Juslecino Kubitschek, quien en 1956 decidió que Brasil merecía una moderna capital. Para ello contó con dos grandes maestros: Lúcio Costa, que se encargaría del urbanismo, y Óscar Niemeyer, de los edificios. ¿Qué mejor regalo se le puede hacer a un arquitecto que encargarle una ciudad entera?
Brasilia es una urbe inabarcable con forma de avión, de anchas avenidas y grandes espacios públicos; preciosa en maqueta pero incómoda para vivir (y visitar, dicho sea de paso). Es prácticamente imposible recorrerla a pie, y se depende en exclusiva del coche. El calor achicharra las hormigas en verano, cuando apenas hay sombras donde cobijarse. Y en invierno, el frío te hace dudar de si te encuentras en un país tropical. Así pues, si todo son defectos, ¿por qué visitarla? Pues porque contiene joyas únicas en forma de edificios que acogen las principales instituciones del país. Aquí va una relación de las más importantes:
Palacio del Planalto
La sede del Poder Ejecutivo de Brasil fue uno de los primeros edificios en construirse. Esta obra forma parte de la Plaza de los Tres Poderes, junto al predio del Supremo Tribunal Federal (STF), y el Congreso Nacional. El Planalto, reformado recientemente, está revestido de arcos de mármol blanco que transmiten robustez y equilibrio mientras las enormes cristaleras que conforman las paredes ejemplifican la transparencia con la que el gobierno debería trabajar (una bonita teoría desmontada a diario a través de los casos de corrupción que salen a la luz).
El visitante puede ver en el segundo piso la gran mesa oval donde se realizan las reuniones ministeriales así como la sala en que se llevan a cabo la firma de las leyes y tratados más relevantes. Además, tal y como pasa en muchos otros palacios, cada dos horas se puede ver el cambio de guardia.
Su horario de visitas es los domingos de 9:30 a 14:30 horas.
Congreso de Brasil
El Congreso Nacional del Brasil tal vez sea la estampa más conocida de la capital. Este macro complejo arquitectónico formado por un edificio bajo, plano y alargado que da cabida a la cámara de los diputados (con una cúpula convexa en su tejado), al Senado (con una cúpula cóncava), y a oficinas administrativas (ubicadas en las dos altas torres gemelas), está construido en la base de la Plaza de los Tres Poderes. Los edificios se conectan por pasillos, y las torres centrales (muy parecidas al edificio de la ONU de Nueva York que también diseñó Niemeyer) son los más altos de la capital, con 28 niveles.
Para acceder al complejo se tiene que bajar una rampa que da acceso a un amplio vestíbulo. Allí, el amable personal recibe al visitante y lo invita a una visita guiada que sale cada media hora. En ella se pueden conocer los principales salones y asistir en silencio a una comisión de trabajo desde la gradería para el público. El Congreso tiene otro detalle con los visitantes, y es que regala una postal que se puede mandar in situ y de manera gratuita a cualquier parte del mundo.
El horario de visitas del Congreso es todos los días, de 9 a 17 horas.
Supremo Tribunal Federal
La instancia más alta de la justicia brasileña tiene como sede un edificio muy parecido a los palacios del Planalto y la Alvorada. Su fachada principal está presidida por una escultura justiciera de Alfredo Ceschiatti, y en su interior se custodian todas las constituciones que ha tenido el país.
Se puede visitar los viernes, sábado, domingo y festivos, desde las 9 hasta las 11 horas y de las 15 hasta las 17 horas.
Palacio de Itamaraty
El Palacio del Itamaraty es la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y uno de los edificios más bonitos de la explanada. Está rodeado por un estanque de agua en el que se refleja perfectamente el edificio, y los jardines aledaños (diseñados como tantos otros espacios en Brasilia por el paisajista Burle Marx) están perfectamente cuidados. En el interior hay una de las colecciones de arte más importantes del país, y en su exterior la acertada escultura de Bruno Giorgi, el Meteoro, representa los continentes del planeta.
Se puede visitar de lunes a viernes desde las 15 a las 17 horas, y los sábados y festivos de 10 a 15 horas.
Catedral
Tal vez sea una de las seos más originales que se hayan construido nunca. Este edificio de planta circular tiene un tejado de forma cónica constituido por 16 pilares que recuerdan la corona de espinas de Jesús. A pie de calle se encuentran los cuatro evangelistas esculpidos por Alfredo Ceschiatti: Juan, Lucas, Mateo y Marcos, y en el interior tres ángeles suspendidos en el aire gracias a varios cables de acero. Una de las cosas que más impresiona al visitante es la luminosidad blanca y azul que penetra al templo a través de sus cristaleras de colores.
Se puede visitar de lunes a domingo de 8 a 18 horas.
Memorial de Juscelino Kubitschek
Este espacio situado en la parte norte del eje monumental sirve como homenaje al político que impulsó la creación de la capital: Juscelino Kubitschek. En un mausoleo negro reposan sus restos mortales así como centenares de libros y objetos personales del estadista.
Su horario de visita es de martes a domingo de 9 a 18 horas. Hay que pagar una entrada de 4 Rs.
Espacio Lúcio Costa
En esta diáfana pero no muy grande sala subterránea ubicada en la Plaza de los Tres Poderes se encuentra una maqueta de Brasilia de 179 metros cuadrados encargada por Niemeyer en honor a Costa. Su visita ayuda a hacerse una idea de la extensión y morfología de la ciudad.
Se puede visitar diariamente de 9 a 18 horas.
Torre de Televisión
Subir a esta desvencijada torre de televisión de 224 metros de altura que recuerda a la torre Eiffiel y diseñada por Lúcio Costa es la mejor manera de obtener una panorámica completa de la capital. Su mirador, situado a 75 metros, permite contemplar la perfecta simetría del eje monumental así como ubicar los principales edificios capitalinos. Desde arriba (donde en invierno sopla un viento frío muy incómodo) se aprecia perfectamente la silueta del avión que da forma a la capital.
Se puede acceder al mirador de martes a domingo de 8 a 20 horas, y los lunes de 14 a 20 horas.
Palacio de la Alvorada
En un precioso edificio a orillas del Lago Paranoá y envuelto por vegetación reside la presidenta de la Nación. Aunque queda un poco distante de la zona centro de Brasilia se puede llegar fácilmente en un autobús público que deja en la puerta.
El horario de visita es miércoles de 15 a 17:30 horas.
Alojamientos
Brasilia no destaca por tener una variada oferta de alojamientos de bajo coste. Solo me consta que tenga un youth hostel un poco alejado del centro de la ciudad. Sin embargo, al recibir miles de visitantes al año por motivos laborales (altos funcionarios, empresarios etc), sí que ofrece decenas de hoteles de gama media y alta.
La navidad es sinónimo de fiestas, de reunión con amigos y familiares, comida, bebida y regalos. Cada rincón del mundo tiene sus particularidades que la hacen especial y muchas veces incentivan el turismo. Como nos gusta viajar y contar nuestras experiencias por el mundo, te describimos aquí cinco tradiciones navideñas que no debes perderte en cinco ciudades del mundo.
Lisboa
Portugal celebra el “Natal” (navidad en portugués) comiendo el Bolo Rei. Esta torta, rellena de pasas, nueces y frutas cristalizadas, muy similar al “Roscón de Reyes” español, se come durante todo diciembre, aunque se puede . Cada Bolo Rei también incluye un frijol que compromete a quien lo encuentra a pagar por el Bolo Rei el el año siguiente. Si vas a Lisboa durante estas fechas, te recomendamos que pruebes el de la “Confeitaria Nacional” (que además es un lugar que hay que ver) que lo está haciendo desde 1829 y su sabor hace honor a su tradición. Pero si no te da tiempo de llegar no te preocupes, también puedes encontrarlo en muchas de las pastelarías y cafés de la ciudad.
París
Si te encuentras en la capital francesa durante una navidad te encontrarás con pistas de hielo gratuitas y muchas luces decorando los Campos Elíseos que les hacen ver a sus visitantes cuán apreciada es la navidad en esta ciudad. Pero para tener una experiencia navideña más propia de París, te recomendamos visitar los mercados navideños donde encontrarás comida, bebida y miles de artículos franceses relacionados a la navidad como juguetes hechos a mano, ropa de invierno y joyas artesanales que te harán sentir como un parisino. Estos mercados están regados por toda la ciudad, pero específicamente te podemos recomendar el que está frente a la iglesia de Saint Sulpice, el localizado en La Defense, el de Place Saint Germain-des-Pres y el de los Campos Elíseos.
Madrid
Durante todo el año se vive un ambiente festivo en Madrid, pero en las navidades se siente más aún, ya que se convierte en la excusa perfecta para ponerte una peluca y ser extravagante. Y es que hay una tradición que al parecer no tiene registro histórico, pero que hace que la gente compre pelucas muy coloridas y llamativas para recorrer el centro de la ciudad, específicamente la Plaza Mayor. Con solo 1 euro puedes ser parte de esta tradición y caminar por la calle atrapando miradas con tu exótico nuevo look.
Nueva York
Si existe alguna ciudad en el mundo con la que nuestro imaginario occidental relaciona la navidad es precisamente con Nueva York. Las películas de Hollywood se han encargado de resaltar lo especial que se convierten las calles de Manhattan para celebrar la navidad. Y uno de los atractivos principales de las fiestas decembrinas es la tradicional visita al árbol de Navidad del Rockefeller Center. Con más de 45 mil luces encendidas, más de 20 metros de altura y una estrella de cristal Swarovski en el tope, este símbolo navideño americano reúne a turistas de todo el mundo para contemplar la majestuosidad del árbol y para patinar en la pista de hielo que está a sus pies.
Londres
La capital inglesa es conocida por sus tradiciones de siglos, pero en esta oportunidad te hablaremos de una que apenas supera los 30 años. Se trata del Pudding Race (la Carrera del Pudín en español) que se celebra desde comienzos de la década de los 80. Toma lugar alrededor del Convent Garden y el único requisito para participar es estar disfrazado. El objetivo de la carrera es completar un recorrido determinado en el menor tiempo posible superando los obstáculos de la vía. Este evento sirve para recaudar fondos que se utilizarán en investigaciones para la lucha contra el Cáncer, así que además de gozar un montón, estarás ayudando a una buena causa. Aunque se hizo el 1ero de Diciembre, ¿quizás quieras considerarlo para el próximo año?
Por Carlos Sánchez
Valladolid se enorgullece de ser una de las ciudades españolas en las que las tradiciones navideñas se conservan con el paso de los años. Es por ello que sus habitantes se vuelcan a las calles para celebrar estas fechas y la ciudad se viste de gala para convertirse en quizás una de los rostros más clásica de la Navidad en España.
Chris, uno de nuestros colaboradores habituales del blog, se escapó recientemente un fin de semana por esta ciudad impregnarse de la Navidad vallisoletana. He aquí un resumen fotográfico y de alguna de sus impresiones del viaje.
En la tradición conservadora de Castilla donde se enorgullecen de mantener la lengua española y el vino español en su forma más pura y rica, toman en serio las tradiciones católicas como Semana Santa y Navidad.
Por supuesto adornan el centro de la ciudad con ilusión y esmero pero encontré el punto austero, libre de parafernalia comercial, elegante e inspirador.
Parecen haber encontrado el equilibrio entre la diversión de la festividad y los valores tradicionales. Celebran sin olvidar el que y el porque de la celebración.
Los niños olvidan los hiper-estímulos tecnológicos para entregarse a disfrutar del carrusel antiguo, el tren de la Plaza Mayor
Grandes y pequeños disfrutan por igual de comprar turrones y chocolate en una confitería tradicional, castañas a la castañera y “preñaitos” en un puesto en la Plaza.
Por Chris Pomeroy (Postcardpom.com)
Más información sobre Valladolid:
Info.valladolid.es
La celebración del Año Nuevo es una de las fiestas de mayor popularidad en todo el mundo y la que mas desata emociones. No es secreto que esta fiesta despierta un gran interés entre la gente y que la forma mas popular de recibir el año es presenciando un gran espectáculo pirotécnico. Ciudades como Nueva York, Sydney, Londres o Rio de Janeiro son mundialmente famosas por sus fuegos artificiales, pero hay una ciudad que bien podría entrar a ese grupo y es Amsterdam. Pero, ya que tocamos el tema ¿por qué celebramos la Nochevieja el 1 de enero?
El calendario oficial por el que se rige la mayor parte del mundo, el Gregoriano, llamado así por su principal impulsor, el Papa Gregorio XIII, pasó a sustituir al calendario Juliano en 1582. Implantado en 46 a.C., el año comenzaba a finales del mes de marzo y contaba 365,25 días, sumando un día adicional cada 4 años (el año bisiesto). Sin embargo para 1582, se había creado un desfase de 10 días ya que el tiempo real de cada año es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Para ajustar este desfase se adoptó el calendario Gregoriano.
La capital holandesa da comienzo a la temporada navideña a partir del 29 de noviembre y la ciudad se transforma en un espectáculo de luces durante sus días mas oscuros. El ambiente en las calles es inigualable y sus famosos canales, muchos de los cuales llegan a congelarse, dan pie a la fiebre del patinaje sobre hielo.
Uno de los lugares mas populares de Amsterdam para recibir el año nuevo es Leidseplein. Esta plaza es un área dedicada al entretenimiento nocturno, y en Navidad, además del tradicional mercadillo donde se consiguen todo tipo de dulces holandeses, se instala una pista de patinaje sobre hielo. Si los deportes de invierno no es lo que buscas, la zona está a rebosar de gente entre los bares, tiendas y coffee shops. Para variar de ambiente, a pocas calles se haya Rembrandtplein, plaza que hace homenaje a uno de los pintores mas destacados de Holanda, y que durante las doce campanadas se transforma en una explosión de luz y sonido.
Otro punto neurálgico de Amsterdam para ver los fuegos artificiales de Nochevieja es la plaza de Niuewmarkt. Ubicada en el Chinatown, está presidida por De Waag, un edificio de la época medieval y antigua puerta de la ciudad amurallada. Aquí es famoso el mercadillo de hierbas, especias, libros, y flores, muchas flores por doquier. Aunque el sitio preferido de muchos holandeses para recibir el año es la Plaza de Dam. Antigua lugar de una represa del Río Amstel (recordemos que una buena parte de Holanda se encuentra bajo el nivel del mar) es actualmente la Plaza de mas importancia dentro del centro histórico de Amsterdam y el sitio donde la fiesta alcanza mayores proporciones.
En cualquiera de los sitios que escojas para ser testigo de esta fiesta que sólo ocurre una vez al año, el espectáculo está garantizado, y es perfectamente posible planearlo con una escapada de fin de semana. La oferta de Hoteles en Amsterdam es lo bastante amplia para poder encontrar alojamiento en el centro y no perderte un sólo momento de una de las mejores Nocheviejas de todo el mundo.
La mayoría de ciudades tiene algún punto elevado desde el cual observar su trama urbana. En algunos casos es la azotea de un rascacielos y en otros un monumento de gran altura o una montaña. Acostumbran a ser lugares muy transitados por los turistas, ya que con un vistazo nos podemos hacer a la idea de la extensión así como ubicar barriadas y otros lugares de interés. Sin embargo, algunas urbes son eminentemente planas y sin puntos elevados, la cual cosa nos impide concebir con exactitud cómo es.
Barcelona tiene la suerte de contar con varios sitios desde donde contemplarla, algunos célebres y otros bastante desconocidos. Aquí va una relación de mis favoritos.
Tibidabo
La espina dorsal de Barcelona que la separa del Vallès. En lo alto se encuentra el único parque de atracciones que queda en la ciudad (antes había otro en Montjuic), y aunque pequeño y modesto, tiene su encanto, sobre todo por las atracciones antiguas. Pegado al parque hay la iglesia del Sagrado Corazón. Mucha gente desconoce que se puede subir al mirador que hay en lo alto de esta iglesia, un balcón privilegiado situado a los pies de la imagen de un Cristo Redentor que nos recuerda, salvando las distancias, al de Rio de Janeiro. Subir en ascensor cuesta un par de euros, pero merece la pena. Aunque en la parte superior (hay tres niveles de miradores) no sobra el espacio, uno tiene una visión de 360º. De este modo, el visitante no sólo ve la ciudad de Barcelona, sino también los municipios aledaños y la Cataluña interior (¡en días soleados se ven los Pre-pirineos y hasta Mallorca!). Una particularidad de este mirador que no tiene Montjuic es que desde aquí se puede apreciar la rectitud de las calles del Ensanche de Barcelona, principalmente de noche, cuando las farolas crean kilométricas líneas paralelas que mueren en el mar.
Qué más hacer en el Tibidabo
Se puede pasar el día en el parque de atracciones o tomar una copa nocturna en alguno de los bares que hay en la plaza Doctor Andreu, como el mítico Mirablau o el Merbeyé, popularizado a raíz de una canción de Loquillo. Todos los bares y restaurantes de la zona tienen unas vistas excelentes con precios acordes -es decir, caros-. Para llegar a esta plaza es recomendable tomar el tranvía azul, un vetusto vagón que sube despacio la bonita avenida del Tibidabo. Cerca de la zona también se halla el Cosmocaixa, museo de imprescindible visita para los amantes de la ciencia.
Cómo llegar
Con los Ferrocarriles de la Generalitat (L7) hasta la plaza JFK. Allí coger el tranvía azul hasta el final (Plaza Dr. Andreu) y enlazar con el funicular.
Con el Tibibús (desde Plaza Catalunya).
Montaña de Montjuic
Sin duda alguna, una de las mejores opciones. Si bien su altura es menor que la del Tibidabo (la otra gran montaña de la ciudad), para mí el monte de los judíos es más completo. En lo alto se encuentra un castillo construido en 1640 y que fue recuperado por el Ayuntamiento de Barcelona para uso cultural y social el 2008. Desde sus torreones podemos observar Barcelona en casi su totalidad. De hecho, la vista nos alcanza para ver a lo lejos las ciudades colindantes por la parte norte, como Badalona, Masnou, Montgat y la comarca del Maresme. La gran sorpresa que depara esta montaña queda al Este. Si nos asomamos a la parte que da al mar podremos disfrutar de unas magníficas vistas al puerto, uno de los más importantes de Europa. Impresiona ver la cantidad de grúas, contenedores y navíos que ocupan este micromundo, que aunque esté a tiro de piedra parece una maqueta de Lego. La mejor hora para ir, como en la mayoría de miradores, es antes de que anochezca, ya que primero vemos la ciudad de día y luego iluminada.
Qué más hacer en Montjuic
En Montjuic se pueden hacer infinidad de actividades, sobre todo deportivas, y durante el verano los jardines del castillo acogen cine al aire libre. Aparte de visitar el Museo del Castillo y la zona olímpica (Palau Sant Jordi y el Estadio Olímpico), hay otros puntos de interés muy cercanos, como el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), el Caixaforum, el Poble Espanyol o el Pabellón Mies van der Rohe. El histórico barrio del Poblesec queda relativamente cerca, y la plaza del Sortidor es un buen sitio donde tomar un vermut mañanero. Si en cambio queremos seguir observando Barcelona desde las alturas podemos tomar el teleférico que une la montaña con el barrio de la Barceloneta. Aunque caro (10€ ida), es una opción muy recomendable. No apto para quien sufra de vértigo.
Cómo llegar
Con el funicular que se coge en Paral·lel (L2 y L3).
Con el Teleférico (desde la Barceloneta).
Bus 150 (desde Plaza España).
Turó del Carmel
El mejor mirador natural con vistas de 360º de Barcelona. Situado muy cerca del Park Güell, desde el refugio antiaéreo del Carmel se puede divisar toda la ciudad de Barcelona, tanto la que da al mar (Eixample, Gótico, Poblenou, Raval etc) como la que da a Collserola (Vall d’Hebron, Nou Barris, Horta etc), ya que se encuentra en un punto céntrico y no en un extremo. Hace pocos años el ayuntamiento rehabilitó los accesos y colocó algunas placas informativas en las que se explican los orígenes de esta base antiaérea.
Qué más hacer en el Carmel
La cercanía al Park Güell (que también posee un bonito mirador en el patio que se encuentra encima de las cien columnas) invita a pasear por el parque antes o después de subir al turó del Carmel. A lado de la parada de autobús hay un conocido bar de tapas donde chuparse los dedos: el Delicias. La terraza está muy solicitada en verano.
Cómo llegar
Para llegar al Park Güell se puede parar en Lesseps (L3) y subir a pie.
Hotel Barceló Raval
Des de la planta 11 de este lujoso y moderno hotel enclavado en el corazón del Raval se puede divisar Barcelona, aunque a una altura insuficiente. Abre sólo durante la primavera y el verano, y no hace falta ser cliente para acceder. Hay un bar donde tomar una copa al atardecer, aunque los precios no son precisamente baratos.
Qué más hacer en el Raval
El barrio del Raval (antiguo barrio Chino) tiene mil propuestas de ocio y restauración. Cerca de este hotel se encuentran, por ejemplo, el Museo del MACBA y CCCB, el Liceo, discotecas como el Apolo o la recién inaugurada Filmoteca. En la misma Rambla del Raval hay siempre ambiente, y en la calle de Robadors -la paralela- prolifera gente de mala vida y ociosa. Sin embargo, pasear por ella (vigilando siempre las pertenencias) te hace recordar que estás en una gran ciudad en la que habita gente esperpéntica.
Cómo llegar
Muy bien conectado, principalmente con metro. Las paradas más cercanas son las de Liceu (L3), Drassanes (L2), Sant Antoni (L2) y Paral·lel (L2 y L3).
Poblado ibérico de Puigcastellar
Este es el punto más lejano del centro de Barcelona, pero vale la pena acercarse en una excursión de media mañana o media tarde. Se puede acceder a él desde Badalona (por la B20, salida barrio de Canyet) o por Santa Coloma de Gramenet. Se encuentra en la Serralada de Marina, la cordillera de baja altura que hace de frontera norte de Barcelona ciudad. Desde este poblado ibérico -visitable- se obtienen unas preciosas vistas de toda la Ciudad Condal así como de otras urbes cercanas como Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià del Besòs o Badalona. Si subimos a la parte más alta del mirador podremos divisar toda la Catalunya interior y veremos fácilmente Montserrat. También es fácil reconocer el río Besós antes de que desemboque en el Mediterráneo.
Qué más hacer cerca de Puigcastellar
Aparte de disfrutar de buenas vistas es interesante conocer un poco más la historia de los íberos, y diferentes placas dan algo de información sobre ellos y los restos del poblado. A escasa media hora a pie dirección Badalona podremos visitar el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra (donde podemos haber aparcado el coche al venir), un lugar místico e injustamente desconocido. En este monasterio, que posee un claustro precioso, recibieron los Reyes Católicos a Cristóbal Colón tras volver de su primer viaje a las Américas.
Cómo llegar
En coche por la B20 dirección Badalona, salida 21 dirección Canyet.
Si hacemos una comparación de fotografías aéreas de la ciudad de Colonia en 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial, y una actual, cualquier persona diría que no se trata de la misma ciudad. Los únicos elementos que delatan que se trata de la antigua capital Romana son el Río Rin con sus puentes derribados y la Catedral de Colonia, probablemente el monumento mas representativo de esta ciudad y que afortunadamente sufrió muy pocos daños durante los bombardeos efectuados por los Aliados que destrozaron todo a su alrededor.
Este impresionante edificio de estilo gótico y de mas de siete siglos de historia, es el mas visitado de Alemania y con sus 157 metros de altura, fue la estructura mas alta del mundo hasta 1884. Es imprescindible subir a la plataforma de observación para disfrutar de las mejores vistas que ofrece de la ciudad.
Como dato irónico, los bombardeos sacaron a la luz una enorme cantidad de hallazgos de restos romanos que se hallaban enterrados. Colonia fue una importante capital de una provincia romana fronteriza con la Germania y en la actualidad conserva una buena parte de esos restos en el importante Museo Romano-Germánico, contiguo a la Catedral. Posterior a esta visita es recomendable recorrer el Puente Hohenzollern, y cruzar el Río para tener otra perspectiva de la ciudad y si viajas en pareja puedes dejar un candado como símbolo romántico entre los miles que están amarrados en la estructura del puente.
La imagen de desolación nada tiene que ver con la dinámica y vibrante Colonia de la actualidad; que cuenta con más de un millón de habitantes lo cual la convierte en la cuarta ciudad en población de Alemania, después de Berlin, Hamburgo y Munich. Aun así, Colonia o Köln es mucho mas que su impresionante Catedral y su pasado romano, es una ciudad con una arquitectura relativamente nueva, muy tolerante y extremadamente amigable y animada.
La fama de animada se debe principalmente al Carnaval de Colonia, suceso también llamado «La Quinta Estación del Año» por los alemanes y lo que denota la gran importancia cultural del evento. El Carnaval comienza el 11 de noviembre a las 11:11 y se prolonga hasta el miércoles de ceniza del año entrante. Durante el Carnaval, hay numerosos desfiles pautados por la ciudad, aunque el mas importante es sin duda el Lunes de Rosas (Rosenmontag), que se celebrará el 11 de febrero de 2013.
De paseo por el centro por la zona de Alter Markt, no debes perderte unas singulares esculturas que se han convertido en todo un símbolo de Colonia. Se trata de Tünnes y Schäl, dos figuras de bronce cuyos personajes nacieron en el Teatro de Títeres de Colonia y representan en conjunto al Colonés. No es casualidad que la nariz de Tünnes brille mas que su cuerpo, en efecto tocar su nariz trae suerte, al menos para los supersticiosos.
Si estás buscando alojamiento en Colonia, la mejor forma de sacar provecho a tu visita es encontrando una buena ubicación, preferiblemente en el centro donde se ubican la mayoría de los sitios interesantes por ver, y donde es posible ahorrar no sólo en transporte sino en desplazamientos y en tiempo. Un lugar céntrico permite disfrutar mas tranquilamente la ciudad y la posibilidad de «vivir» de cerca eventos como el Carnaval, y ¿por qué no? disfrutar el paso del famoso Maratón de Colonia.
Quizás suene a tópico, pero viajar a Euskadi y hablar de Donostia o San Sebastián sin mencionar sus múltiples y más conocidos rincones sería un crimen. La capital de Gipuzcoa en el País Vasco es uno de los destinos turísticos más famosos no sólo de España sino a nivel Europeo y mundial, a pesar de que no es una gran metrópolis. De hecho, uno de los mayores encantos de esta ciudad recae en que tiene un tamaño pequeño y una población que no supera los 200.000 habitantes, pero que aun así tiene un aire distinguido y cosmopolita.
La Bahía de la Concha, forma el enclave donde se encuentran una buena parte de los atractivos de esta ciudad. Este lugar, que alberga la famosa playa del mismo nombre, es una de las playas urbanas más reconocidas de España y junto a las contiguas de Ondarreta y Zurriola, forman un paseo de poco menos de 3 kilómetros de costa de arena fina, y que en los últimos tiempos se ha convertido en un destino popular para practicar el surf. Justo delante de la Bahía de la Concha se encuentra la Isla de Santa Clara, una escarpada isleta de 48 metros de altura, que ofrece vistas increíbles de la Bahía de la Concha desde su faro. Visitarla es toda una experiencia y es posible hacerlo desde el Puerto de San Sebastián mediante un servicio de barco que zarpa cada media hora.
Hacia el extremo este, entre el río Urumea y la Bahía de la Concha, se encuentra el Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal, obra del arquitecto español Rafael Moneo, y desde 1999 sede del Festival de Cine de San Sebastián, gran certamen del cine que también ha conseguido poner a Donostia en el mapa mundial una vez al año, y que es visitado por artistas internacionales consagrados. Inicialmente la sede del Kursaal no tuvo una acogida demasiado cálida entre la población, ya que era un edificio moderno cuya estructura de cristal contrastaba enormemente con las clásicas fachadas de estilo francés, pero con el tiempo se ha convertido en un monumento apreciado por todos los donostiarras. Además ha tenido un gran impacto tanto en la vida cultural de la ciudad, como en un incremento del turismo.
Si nos trasladamos el extremo oeste, encontraremos uno de los rincones más especiales y visitados de esta urbe, el Peine del Viento. En este lugar se ubican tres esculturas de acero del artista Eduardo Chillida, sobre una plataforma incrustada en las rocas. Sobre dicha plataforma se horadaron una serie de aberturas que dependiendo de la marea y el viento, hacen que el agua del mar salga a través de ellas alcanzando varios metros de altura según la intensidad del rompimiento de las aguas contra las rocas, como una especie de géiser diseñado por el hombre.