Cuando confirmé la participación del blogtrip que organizaba la Oficina de Turismo de Irlanda sabía que era para recorrer parte del oeste de este país. Hace mucho tiempo que quería conocerlo por la cantidad de referencias de amigos españoles que han ido allí a estudiar inglés. Hasta aquí todo bien, pero cuando me envían el programa en éste resaltaba lo siguiente: “Visita a Lanhinch, playa para hacer surfing con sus enormes olas…”. Una vez más pensé que el destino me ponía una prueba más para retar mi cierto “respeto” al agua. Tras la experiencia vivida con el Ice Diving en Andorra, decidí que lo haría a pesar del resultado que podría salir de este.
Tras un increíble paseo para conocer los Acantilados de Moher, nos tocó seguir hasta Lahinch, un pueblo ubicado al oeste de Irlanda y muy famoso por sus excelentes olas para hacer Surf. Todas las calles están llenas de tiendas que venden todos los productos necesarios para practicar esta disciplina. La lluvia y el viento eran las protagonistas de esa tarde. Llegamos a la escuela de surf y la instructora nos recomienda no hacer surf porque había pocas olas y así iba a ser un poco complicado aprender. Hicimos caso omiso a la advertencia y ya estando allí decidimos lanzarnos a la aventura.
Tras poco más de 20 minutos intentando embutirnos el traje de neopreno – experiencia no apta para claustrofóbicos – llegó la hora de recibir la clase express o, mejor dicho, las lecciones básicas para no morir ahogado o atropellado por una ola. Entre el enrevesado acento irlandés de la instructora, el frío, el viento y el pensamiento de ¿Pero qué estoy haciendo aquí? Terminó el entrenamiento, la última advertencia decía que la práctica del surf es adictiva y pueda poner el riesgo matrimonios y negocios.
Rubén, uno mis compañeros de viaje, pensó que su experiencia con el surf iba a ser más divertida desde la tercera persona del plural. Y no se equivocó. Gracias a él, logramos tener este pequeño resumen de ese intento por hacer surf en Lahinch. Sin duda es una experiencia única, a pesar de los infructuosos intentos por ponerse de pie sobre la tabla.
Después de ver este vídeo, puedo estar tranquilo que la adicción por el Surf será algo de lo que no sufriré al menos en esta vida 😉
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