Si una de las cosas que debemos tener claro al llegar a cualquiera de los Zocos (mercados) en Marrakech, es que el valor de los productos nunca son los mismos que te dicen al momento de preguntar el precio.
Hoy visitamos el mercado del Mellah, tras atravesar los intrincados derbs (callejones) pertenecente al antiguo barrio judío de la ciudad. Allí aún puedes constatar la herencia que dejaron los artesanos y comerciantes de especias que te invitan a conocer el maravilloso mundo de mil y un olores y sabores. En nuestro caso fue Rida quien, como cual encantador de serpiente, nos invitó a su puesto y, además de enseñarnos un poco más sobre el mundo de estos exquisitos productos, también aprendimos algunos puntos importantes que se debe saber al momento de regatear en Marrakech:
– Si no quieres comprar te recomiendo nunca preguntar cuánto vale un producto. Si no tienes paciencia, la curiosidad te puede valer un mal rato.
– Al preguntar el precio lo más común es que te devuelvan la pregunta y te digan que cuánto crees que vale su producto. No es recomendable decir ninguna cifra porque a partir de allí entrarás en un enrevesado juego de números y más números.
– Preguntar el precio y si ves que el vendedor no te hace ningún descuento puedes hacer que te vas y ya no te interesa y en ese momento ya te garantizas un precio más bajo. Si repites este paso un par de veces ya serán unos cuantos Dirhams menos.
– Nunca subestimes el valor artesanal de lo que venden. Si haces algún comentario positivo al respecto, te aseguro que ya de entrada le caerás bien al vendedor y puede que salgas con un mejor precio.
– Si la tienda coloca un cartel de «precio fijo», es porque realmente es así. Sin embargo, al final de la compra puedes pedir un regalo y, de acuerdo al valor de tu compra, al menos un pequeño camello de madera te llevarás a casa.
Estas son algunas de las lecciones aprendidas hoy en el Mercado del Mellah. Si tienes algo más que agregar al listado de recomendaciones, pues bienvenidas sean 🙂