El Mar Muerto está a poco más de 400 metros bajo el nivel del mar. El primer síntoma de estar en el punto más bajo del planeta se percibe cuando nos alejamos desde la carretera número 90 que une Jerusalén con el lado israelí del Mar Muerto, la sensación es la misma cuando se está en pleno proceso de aterrizaje o despegue y la presión cambia estrepitosamente y los oídos enloquecen…
Una de las experiencias más divertidas e impresionantes que se puede vivir por el Desierto de Judea es recorrer gran parte de este con un tour en jeep. La morfología de este desierto desconcierta por su estructura morfológica con impresionantes terrazas con escarpes. Da la sensación de estar en medio de un planeta desconocido.
Tuvimos la suerte de encontrarnos con un experimientado guía que parecía más bien sacado de Jamaica que de su Tel Aviv natal. Motor encendido y reaggee a todo volumen la aventura por el desierto de Judea terminó siendo uno de los momentos inolvidables del viaje.
El recorrido lo hicimos al caer la tarde cuando la luz en esta zona del planeta se funde entre un tenue malva que se difumina en el extraño color plateado azul que muy en el fondo revela el Mar Muerto. El silencio adquiere una característica distinta a la que conocemos, se antoja de ser melodioso y el viento deja en los labios una sensación de alta concentración salina.
Gracias a las peripecias del conductor logramos adentrarnos en las entrañas del desierto, llegando a tener la sensación de estar completamente solos en el mundo. De esas que pocas veces tenemos oportunidad de sentir en un planeta super poblado.