Existen lugares de la tierra con una magia especial, ya sea por la propia energía que desprenden o por su ubicación extrema. Tal es el caso del Cabo Norte en Noruega, un impresionante acantilado de 307 metros de altura ubicado en la isla de Mageroya en el inmenso condado de Finmark.
Según como se mire, el Cabo Norte está considerado el fin del mundo. Pero ese título también lo suele ostentar la ciudad de Ushuaia en Argentina. En ambos casos vendría a ser el fin del mundo tanto en un polo como en el otro (Norte y sur). Son lugares que por su ubicación se han creado mitos e historias alrededor de los mismos, y en el caso del Cabo Norte no es para menos.
Para poder apreciar este importante punto el planeta es necesario llegar al pueblo más cercano llamado Honningsvag. Desde allí hay una carretera que no sólo impresiona por el hecho de pensar toda la ingeniería aplicada para su construcción, sino también por lo impresionante de su paisaje.
Definitivamente lo más recomendable es conocer este lugar en pleno verano para contemplar el sol de medianoche. Ese sol que se observa en el horizonte y que te hace pensar la proximidad del Polo Norte, quizás lo más cerca que se pueda estar en un lugar habitable del planeta.
Desde 1553 cuando el explorador británico Richard Chancellor descubrió este «monumento natural» no han parado de llegar miles y miles de personas para presenciar este lugar y sacar la respectiva foto en el monumento de los «Niños del Mundo». Hoy en día, no sólo cuenta con una carretera en condiciones para llegar, sino que también posee un edificio con todos los servicios necesarios para resguardarse del fuerte viento que puede soplar y la sensación térmica que puede causar.
Desde el Cabo Norte puedes colgar una foto el Facebook o Instagram porque cuentan con wifi gratuito para ello. Sin embargo, apuesto por la idea más romántica de enviar una postal de papel y con su respectivo sello que viaje desde el fin del mundo.
Más información práctica:
VisitNorway.com – Cabo Norte