Quería escribir el primer post sobre el Transiberiano aún con el efecto del Jet Lag, a ver si así sería más fácil digerir los recuerdos de este viaje y poder expresarlos en palabras.
Como había comentado en mi post previo al viaje, partimos de Barcelona con un mínimo de organización, pues todos los billetes en tren los tendríamos que comprar en cada una de las ciudades que visitaríamos. Precisamente este hecho convirtió nuestro recorrrido en un verdadero peregrinaje.
Un viaje sin reto puede que se quede sin significado. En este recorrido el gran reto era llegar a Pekín haciendo las paradas previstas, pero indiscutiblemente el significado fueron las personas que descubrimos en cada uno de los lugares:
Peter, un siberiano de 54 años que conocimos en el trayecto San Petersburgo – Moscú nos mostró la cara más oculta y amable de los rusos. Sin su ayuda se nos hubiese hecho cuesta arriba salir de Moscú;
Mike, un británico de 27 años nos acompañó en el trayecto Irkutsk – Ulan Bator, que dejó su vida ejecutiva londinense para escapar al mundo sin fecha de regreso. Justo hacía su primera travesía solo y nos recordó ese gran reto de viajar sin tiempo ni espacios determinados.
Patric, un joven mongol de 30 años nos llevó a descubrir quizás nuestro gran choque cultural con una sociedad tan distinta a la nuestra. Sin duda la nos dio la noche más surrealista del viaje en una discoteca donde va a bailar la juventud de Ulan Bator;
Pacman y Tuya, dos adolescentes mongolas de 23 y 16 años con la que compartimos una inolvidable tarde en el Parque Nacional Terelj, nos hicieron viajar por un mundo distinto al nuestro y viceversa, pero sobre todo nos recordaron esa sensación de libertad pura que nos puede brindar la naturaleza;
Matilda, una diseñadora de moda danesa de 32 años que al igual que Mike un día decidió dejarlo todo en Copenhague para emprender un viaje por Australia y gran parte de Ásia. Coincidimos la noche que llegamos a Pekín en un humilde restaurante ubicado en un Hutong del centro. Llevaba ocho meses de viaje, no piensa en su regreso a Dinamarca. Sólo tiene tiempo para pensar en su próximo destino…
Rosita, una señora venezolana de 62 años que viaja por el mundo para meditar por todos los rincones del planeta y «mover energías». Cenamos con ella una noche de tomermenta en el campamento donde nos hospdamos en el Parque Nacional Terelj de Mongolia. Su próximo destino de meditación sería el desierto de Gobi y allí se concentraría en saber qué ocurriría en las próximas elecciones que se realizarán en Venezuela el mes que viene.
Ping Ping, una joven camarera de 19 años del interior de China, pero que vive en Pekín, nos mostró las contradicciones, traumas, paradojas, pero también las bondades y virtudes de una sociedad tan compleja como la china. Le gustaría ser azafata de vuelo, conocer Francia – porque según ella allí está los hombres más románticos del mundo – y tiene muy claro que debe aprender japonés porque es estratégico para cualquier joven chino. Su mirada y sonrisa posiblemente se acercaba al concepto más puro de inocencia; su inglés fluido y disposición a preguntar y saber más mostraban el lado oculto de una juventud china que le gustaría abrirse al mundo.
En resumen podría decir que además de descubrir impresionantes e inolvidables paisajes como el Lago Baikal, las estepas mongolas, los 10 kilómetros para atravesar la Gran Muralla, la majestuosidad de San Petersburgo o el caracter cosmopolita y espíritu tradicional de Pekín…lo más transcendental ha sido que tener esa sensación de que a la vuelta me conozco un poco más y descubrir otro yo que sólo se puede apreciar en el espejo de la distancia geográfica, humana y cultural.
En las próximas semanas iré deshaciendo todo el camino andado para ofrecerte no sólo anécdotas del viaje, sino también información práctica, recomendaciones y lugares para visitar si un dia te animas a hacer esta impresionante travesía.
He realizado un resumen fotográfico del viaje en el que podrás ver momentos inolvidables o más representativos del viaje. Haz clic aquí para entrar a la galeria de imágenes.