De Escandinavia o en general de toda Europa del Norte, se tiene la idea de que son países grises, con mal tiempo y además con gente que quizás no son tan abiertas como en la cultura latina. Este último mito lo puedo derrumbar fácilmente porque en los últimos dos años he hecho amigos, pero también he trabajado con escandinavos (sobre todo suecos y daneses) y nada más alejado de la realidad; le dan mucha importancia a la amistad, son bondadosos, agradecidos y muy prácticos en su forma de ver la vida.
Del segundo mito tuve oportunidad de borrarlo gracias a mi último viaje a Dinamarca. Y para ello necesitaba dar una muestra gráfica de ello. Las dos primeras fotos de este post no son de Mallorca, Sicilia o alguna isla del Mediterráneo. Son las playas de la costa danesa de la isla de Zelanda, al norte de Copenhague. Allí, donde Dinamarca y Suecia son visibles una costa de la otra gracias al Estrecho de Oresund, se pierden de vista las opciones para disfrutar de un verano diferente. Sí, diferente porque definitivamente los daneses tienen una forma más relajada de disfrutar de un día de playa.
Tuve la oportunidad de conocer las playas de Hellebaek tras hacer un recorrido previo por la carretera por la que se puede divisar – a lo lejos – el puente de Oresund, que une a Copenhague con la ciudad sueca de Malmö. Allí los daneses se van a disfrutar, aunque suene extraño, del sol del verano. Poca música, tranquilidad, mucho civismo y sobre todo buen rollo se respira en estas playas. Además, te puedes topar con un grupo de jóvenes, familias, parejas mayores, niños…aquí el lema es “no importa la edad que tengas para disfrutar de un día de playa”, siempre respetando el espacio vital de los demás, o lo que los anglosajones llaman Elbow room.
Para llegar a Hellebaek desde Copenhague en coche puedes coger la carretera número 152. Si vas con GPS te indicará la autopista E47 que va por la parte interior de la isla. Es más rápido, pero te perderías de disfrutar de una costa impresionante, así que te recomiendo apagar el GPS y dejarte llevar por esa carretera.
Por allí te encontrarás con Niva, Humlebaek, Snekkersten y finalmente Helsingor, donde está el Castillo de Hamlet. Entre un poblado y otro apenas hay separación, está lleno de impresionantes chalets donde vive la clase media alta de Copenhague, pero no por ello deja de ser un lugar con un encanto especial.
Es un recorrido que no sólo puedes hacer en coche, sino también en bicicleta. Dinamarca apenas tiene pendientes y todas las carreteras del país cuentan con canales para ir en bicicleta. Un paraíso para los que amamos ir en bici.
Y como bonus track de este roadtrip (o biketrip) que te propongo está el Museo de Arte Moderno de Louisiana, construido en lo que antes fue un parque y con una ubicación envidiable en la misma costa. Allí puedes ver muchas obras del arte al aire libre y al otro lado…muy de fondo, Suecia.