Por su reciente pasado, Israel es un crisol del culturas que se mezclan entre sí y uno de los elementos representativos más beneficiados ha sido la gastronomía.
Unas mil familias de libaneses cristianos refugiados habitan el poblado de Shlomi, a unos muy pocos kilómetros de la frontera entre Líbano e Israel. Decidieron quedarse después de la retirada de Israel de territorio libanes después de la Segunda Guerra del Líbano en 2006. Con ello han traido toda su increible, abundante y exótica gastronomía: tabule, hummus, garbanzos en todas sus formas, ensaladas con brotes frescos de la región o cordero con arroz aderezado con picantes muy suaves y limón.
Un aspecto entrañable del restaurante es la atención por parte de miembros de la familia que se preocupan constantemente por saber si estás disfrutando de la comida o realmente te hace falta algo más.