España y turismo de playa son dos cosas inseparables, incluso me atrevería a afirmar (aunque este tipo de temas siempre son debatibles) que es el país europeo con la mejor infraestructura y calidad en sus playas. Son más de 3.100 kilómetros de costa peninsular, y una cantidad similar de costa insular.
Fuerteventura. Foto: Pawel Kazmierczak via Shutterstock
Más de la mitad de esos kilómetros de costa insular pertenecen a las Islas Canarias, 1.583 para ser exactos, lo que nos da una pálida idea de la variedad y versatilidad de las costas españolas. Más allá de las costas más famosas, cada una bautizada según su orografía o tonalidad, léase Costa Dorada, Costa Brava o Costa del Sol por nombrar algunas, las únicas playas españolas que tienen un clima ideal durante todo el año son las playas de las Islas Canarias. Pero aparte de eso, hay ciertas playas Canarias que guardan una peculiaridad: están rodeadas de dunas.
Hablo específicamente de las playas que adornan las Dunas de Corralejo en Fuerteventura y las Dunas de Maspalomas en Gran Canaria. Las Dunas de Corralejo ocupan una superficie de 2.600 hectáreas y se ubican al norte de la isla. Es uno de los mayores atractivos de Fuerteventura debido a su paisaje único e interminable de arena blanca que sólo es interrumpido por colinas desérticas y el mar color azul turquesa.
El sitio, a pesar que es muy visitado, no está masificado ya que afortunadamente no hay construcciones alrededor y es posible disfrutar de nueve kilómetros de costa a lo largo de siete playas distintas, donde se puede disfrutar de deportes acuáticos como el windsurf o simplemente desconectar.
En un emplazamiento completamente distinto, las Dunas de Maspalomas en el sur de Gran Canaria, están rodeadas de complejos turísticos, urbanizaciones como Playa del Inglés, el Faro de Maspalomas y campos de golf. Sin embargo, una vez dentro de la franja costera de Maspalomas, hay muchísimos tramos más solitarios donde los entusiastas del surf se entremezclan con los que practican el nudismo.
Ambos espacios son zonas protegidas y el mantener la infraestructura hotelera a una distancia prudente, ayuda a conservar un ecosistema que es rico e invalorable, al mismo tiempo que garantizan una experiencia irrepetible: combinar desierto y playa en un mismo espacio.
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