{"id":7653,"date":"2013-01-21T08:40:13","date_gmt":"2013-01-21T08:40:13","guid":{"rendered":"https:\/\/destinosactuales.com\/?p=7653"},"modified":"2016-06-03T12:43:06","modified_gmt":"2016-06-03T12:43:06","slug":"el-amazonas-la-espina-dorsal-del-brasil","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/destinosactuales.com\/el-amazonas-la-espina-dorsal-del-brasil\/","title":{"rendered":"El Amazonas, la espina dorsal del Brasil"},"content":{"rendered":"
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Una de las cosas que m\u00e1s sorprende a cualquier europeo que sale de su continente es la magnitud que adquiere la Naturaleza en otros lugares del mundo. Europa tiene preciosos rincones y rebosa historia, pero aunque conserve bonitos parajes naturales, son de miniatura. Mi viaje por Sudam\u00e9rica lo empec\u00e9 en Manaos, la capital brasile\u00f1a del Amazonas y por donde discurre la madre de todos los r\u00edos. A su paso por esta a\u00f1eja ciudad, el Amazonas ya tiene un caudal espectacular y se parece m\u00e1s a un mar que a un r\u00edo. Esta ruidosa urbe creada de la nada en mitad de la zona boscosa m\u00e1s densa del planeta no ofrece gran cosa, aunque resulta ser un buen campamento base para hacer incursiones a la selva.<\/p>\n
<\/a>Manaos, ciudad de unos dos millones de habitantes, la fundaron los portugueses en 1669 con la intenci\u00f3n de proteger la parte norte de su nuevo imperio. Pronto empez\u00f3 a\u00a0 crecer y se convirti\u00f3 en un importante polo comercial. De all\u00ed sal\u00edan para todo el mundo las materias primas que conten\u00eda la selva. A finales del siglo XIX vivi\u00f3 su \u00e9poca de esplendor gracias al caucho, \u00e9poca durante la cual se construyeron la mayor parte de los edificios nobles, entre los que destaca su \u00f3pera. \u00a0Por aquel entonces, era la \u00fanica ciudad del pa\u00eds con electricidad y alcantarillado. Sin embargo, con la aparici\u00f3n de la competencia en Asia empez\u00f3 el declive, y desde los a\u00f1os setenta del siglo XX es una zona franca por ley desde la que se importan\/exportan y fabrican electrodom\u00e9sticos y otros bienes de consumo.<\/p>\n Lo m\u00e1s importante de la ciudad se puede visitar en una ma\u00f1ana. Adem\u00e1s de alg\u00fan edificio colonial y el ‘encuentro de las aguas’ (durante seis kil\u00f3metros confluyen paralelas las oscuras aguas del r\u00edo Negro con las arcillosas del Solim\u00f5es),\u00a0el mayor atractivo que tiene actualmente la ciudad es su puerto. All\u00ed, decenas de barcos de mercanc\u00edas y pasajeros se sincronizan para atracar y embarcar, desplazando a diario miles de personas y toneladas de productos. Antes de descender por el Amazonas contrat\u00e9 una excursi\u00f3n de tres d\u00edas a la selva, en un paraje apartado a orillas del r\u00edo Urub\u00fa. Dorm\u00ed en hamaca e hice lo que acostumbran a proponer en este tipo de lugares: pesca de pira\u00f1a, avistamiento nocturno de cocodrilos, paseos por la selva etc. Aunque tal vez suene un poco \u2018guiri\u2019, es muy impactante andar por estos parajes, ver y o\u00edr la infinidad de animales que se esconden tras las ramas o bajo el agua.<\/p>\n <\/p>\n Me desped\u00ed de Manaos y me embarqu\u00e9 en un barco de tres plantas direcci\u00f3n Santar\u00e9m. Este descenso, que dur\u00f3 algo m\u00e1s de treinta horas, fue toda una experiencia. Sobran horas para leer y descansar en la hamaca, conversar con los dem\u00e1s pasajeros y contemplar las maravillosas vistas que ofrecen el Amazonas y sus afluentes.<\/p>\n Cerca de Santar\u00e9m hay un peque\u00f1o poblado de pescadores que posee una de las mejores playas fluviales del mundo: Alter do Ch\u00e3o<\/a>. El ambiente es pausado, y las puestas de sol quitan el hipo. Adem\u00e1s, las aguas son mansas y c\u00e1lidas, ideales para el ba\u00f1o. Y aqu\u00ed, como tambi\u00e9n sucede en Manaos, se pueden contratar excursiones a la selva.<\/p>\n <\/a><\/p>\n Aunque la tranquilidad de Alter do Ch\u00e3o invite a quedarse una buena temporada, el Amazonas sigue fluyendo, as\u00ed que me volv\u00ed a cargar la mochila al hombro para coger otro barco con destino Bel\u00e9m, la ciudad portuaria donde desemboca el Amazonas. A pesar de su mala fama, Bel\u00e9m <\/a>me encant\u00f3. Es cierto que hay rincones que no transmiten mucha seguridad, sobre todo de noche, pero su catedral, la fortaleza y el mercado ver-o-peso (donde se come deliciosamente y a buen precio, a pesar de tener que estar pendiente de los carteristas), compensan la estancia. El calor y la humedad de la ciudad invitan a saborear jugos de frutas desconocidos para paladares occidentales, como el de a\u00e7a\u00ed<\/a>.<\/p>\n