La libertad es un concepto subjetivo que cada ser humano asume de manera distinta. Para mi uno de las formas mas sublimes de sentirla es tener la oportunidad de viajar sin tiempos ni espacios predeterminados. Y Colonia del Sacramento en Uruguay me ayudó de alguna manera a reencontrarme con esa forma de viajar en la que para decidir quedarse más tiempo en un lugar hace falta solo ganas. (Siempre habrá una farmacia para el cepillo de dientes y una tienda barata para comprar ropa de recambio) 😉
Antes de escribir este post tenía en los borradores a muchos otros más que pertenecen a viajes anteriores, pero precisamente una de las ventajas de escribir propio blog es el tener la libertad de publicación. Y Colonia no merecía estar más en tiempo de espera.
El río de la Plata, aunque finito, me regalo uno de los atardeceres mas infinitos que haya podido vivir. Solo comparable con algunos cálidos atardeceres que alguna vez vivi en Lisboa.
Desde el Faro de Colonia del Sacramento se puede contemplar, pero aun mas percibir la energia de este caudaloso Río. Muy en el fondo se divisa una Buenos Aires que aún no podría describir porque creo que es una ciudad que requiere dejar sus vivencias en reposo y sosiego.
Se trata de un minúsculo pueblo de 25 mil habitantes que se encuentra a apenas una hora en buque desde Buenos Aires. Para muchos porteños representa el escape a una urbe de dimensiones abrumadoras, pero también una forma de abrazar el Río de la Plata que desde la capital argentina es más complicado de contemplar.
Su casco histórico es Patrimonio de la Humanidad declarada así por la UNESCO en 1995 por representar un particular estilo que combina la herencia portuguesa y española que vivió durante la época de la colonia. Sin embargo, más allá de este título creo que destacaría aún más su increíble energía. Es un pequeño rincón en el que merece la pena simplemente «estar».
Sus calles empedradas están llenas de restaurantes, bares y café que permiten vivir esa experiencia de «estar». Pero incluso para los más aventureros hay la posibilidad de hacer rutas a caballo o también en bicicleta.
Si un día tienes la oportunidad de llegar a este rincón de Uruguay no dejes pasar la oportunidad de subir a al Faro y contemplar cómo lentamente el sol se cobija sobre el Río de la Plata…